LOS RETOS DEL SOCIALISMO CATALÁN

El PSC y la política de cantera

El partido, con una media de edad de 62 años, tiene el reto de captar a los 'millenials'

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ROGER PASCUAL / BARCELONA

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La política de cantera es uno de los grandes quebraderos de cabeza de los partidos tradicionales. Especialmente en un PSC con una media de edad de 62 años. Durante las primarias, Miquel Iceta y Núria Parlón pusieron énfasis en conseguir el apoyo de aquellos jóvenes que o pasan de la política o sí votan izquierda no 'indepe' prefieren irse al mundo de los 'comuns'. Su objetivo, como el de todas las marcas, es conquistar a los 'millenials'.

Todos quieren seducir a estos jóvenes, nativos digitales nacidos entre 1981 y el 2000, especialmente a los veinteañeros enganchados al móvil que ya no llaman por teléfono sino que se comunican por notas de voz de whatsapp. Jóvenes como Raúl, Nacho, Laura y Judith, de entre 18 y 20 años. A las nueve de la mañana, mientras muchos de sus amigos dormían después de irse de fiesta, ellos ya estaban en el Palau de Congressos. En un descanso del conclave socialista se planteaban salir este sábado e ir de empalme a la clausura del domingo. Concienciados políticamente, reconocían que en su entorno les miraban un poco raro cuando decían que estaban en un partido, y además en el PSC. "Mucha gente se sorprende, pero luego generas un cierto interés de cómo funciona", decía Laura. "Ven la diferencia entre partido y bases", coincidía Raúl.

"Ayudas a concienciar a tus colegas de votar, yo tengo 10 amigos que si no les insistiera no irían a votar, ya no al PSC, sino en general", explicaba Nacho con un polo con los colores de la bandera republicana.  "Dicen 'para qué ir a votar si no sirve de nada'; pues luego no te quejes si salen Mas o Rajoy", apuntaba Judith.

A los que le vienen con la cantinela del #PPSOE, de que socialistas y populares son la misma cosa, Nacho siempre les dice lo mismo. "Les digo que no soy del PSOE, soy del PSC". Un orgullo de pertenencia que se había perdido en los últimos años y que en las últimas semanas algunos han recuperado después de que los socialistas catalanes se rebelaran contra su hermano mayor. "Ha servido para marcar nuestra identidad", apuntaba Laura. "Muchos de esos que te decían que el PSOE y el PSC eran lo mismo ven ahora más la diferencia. Nosotros tenemos la consciencia tranquilísima". 

DE PARTIDO EN PARTIDO

A un par de metros de ellos, un quinceañero bromeaba con su padre, poniéndose la acreditación de este a las puertas del Palau de Congressos. "Entra, entra", le decía entre risas a un adolescente al que costaba menos imaginarle entrando hace una semana en el mismo recinto para ir al Salón del Manga. 

El pequeño Martí sí que entró con su padre, Xavi, militante entusiasta al que le encantaría que, dentro de unos años, su hijo sintiera también los colores del PSC. De momento Martí lucía con orgullo una equpación rojiblanca sentado en el suelo de un debate de la comisión de ética. Llevaba el uniforme completo de su equipo de fútbol sala porque tenía que jugar un partido que se suspendió por el mal tiempo y acabó yendo a ver otro partido, el de papá.