RELEVO EN LA FORMACIÓN ROJIVERDE
Alberto Garzón toma el testigo de Cayo Lara al frente de IU
Las votaciones de los simpatizantes convierten este lunes al diputado en el nuevo coordinador federal
Iolanda Mármol
Periodista
IOLANDA MÁRMOL / MADRID
IU entra en una nueva dimensión. Alberto Garzón se convertirá este lunes en el nuevo coordinador federal de IU en sustitución de Cayo Lara, tras ser ratificado por la votación de sus bases, que se darán a conocer a mediodía. Aunque la Asamblea General no se celebrará hasta el próximo fin de semana, la elección de los simpatizantes sitúa de facto al malagueño en el liderazgo de una coalición que no sólo vive un relevo generacional sino que muta hacia un nuevo proyecto político.
En esa nueva fase, Garzón podrá finalmente aplicar su visión de lo que debe ser la nueva IU en un contexto de cambio político, frente a las tesis identitarias que ha venido imponiendo la vieja guardia hasta ahora.
En esta nueva fase, el líder quiere apoyarse en las figuras de Julio Anguita y Gerardo Iglesias, dos dirigentes históricos que en su momento no lograron construir una mayoría social, pero que ahora, con la llegada de Podemos al escenario político, reivindican la conquista hegemónica y trazan como estrategia el apoyo en el partido morado. Para Anguita, la victoria de Garzón como coordinador federal y el momento histórico permitirán a IU abandonar el conformismo conformismode la izquierda como defensora de valores puros pero con incapacidad de gobernar, para convertirse en una fuerza con posibilidades reales de llegar al poder en las instituciones. El éxito, el fracaso y el ritmo de ese cambio estará en buena medida determinado por los resultados electorales que obtenga en la alianza Unidos PodemosUnidos Podemos el 26-J. La cara más visible de ese entendimiento serán los cuatro mítines conjuntos que Garzón realizará con Pablo Iglesias, en Catalunya, Madrid, Andalucía y Comunidad Valenciana.
PROS Y CONTRAS DE UNIRSE A IGLESIAS
El acuerdo y las buenas expectativas dan oxígeno a una organización que agonizaba, con sólo dos diputados obtenidos el 20-D y una deuda económica de 14 millones de euros. La coalición firmada establece que Podemos recibirá el 76% de las subvenciones electorales por votos, mientras que IU se quedará con el 24%. Para el sector favorable a la renovación, el pacto da alas para iniciar un nuevo recorrido, permitirá a la fuerza de izquierdas recuperar sus orígenes y superar el derrotismo.
Los detractores, sin embargo, describen varias amenazas que pueden ser letales: morir diluidos en la identidad de Podemos o seguir siendo la eterna bisagra de la izquierda. Aducen que en su futuro tendrá tanto que ver la gestión que desempeñe Garzón al frente de la organización como el poder que logre conseguir Iglesias el 26-J y en elecciones posteriores. No en vano, recuerdan, el secretario político Íñigo Errejón, señaló que la alianza ha de ser meramente "instrumental" y ceñirse al contexto histórico de la repetición de comicios, dando por sentado que Podemos e IU son solo un matrimonio de conveniencia con un objetivo puntual: lograr romper el bipartidismo y ganar el poder.
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