Las estrategias de los partidos

El PSC busca una tregua con los críticos hasta las europeas

JOSE RICO / Barcelona

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Parafraseando a Mariano Rajoy, el PSC hace tiempo que vive en el lío. La dirección de Pere Navarro tiene pendiente su ajuste de cuentas con el rebelde sector más catalanista del partido y el resultado del expediente abierto a los tres diputados que se desmarcaron de la cúpula para apoyar la consulta del 9-N determinará el balance de daños estructurales en el edificio socialista. Sin embargo, la urgencia por resolver el conflicto parece haber desaparecido de un tiempo a esta parte, hasta el punto de haberse abierto paso una especie de tácita tregua, a pesar de que el diálogo entre el primer secretario y los críticos brilla por su ausencia. Si hace un mes el entorno de Navarro confiaba en que hubiese un castigo inminente por parte de la comisión de garantías (sin descartar la expulsión), ahora advierte de que el proceso «llevará su tiempo». Y prefiere que sea así.

La dirección quiere pisar el freno con los críticos porque cree otear, a corto plazo, una doble oportunidad para que el PSC «recupere resuello»: las primarias de Barcelona y las elecciones europeas. Dos citas en las que Navarro ha ordenado a los suyos volcarse con todas las energías, relegando el discurso más combativo contra la disidencia interna. Una estrategia que podrá desplegar con mayor facilidad habida cuenta de que las voces más críticas con la cúpula están suspendidas cautelarmente de los órganos de dirección. Unas por sanción y otras por su condición de aspirantes a las primarias de Barcelona.

Fruto de esta circunstancia, el cisma ha dejado de protagonizar las reuniones de la ejecutiva y el consejo nacional. Ni los afines al líder ni los pocos díscolos que quedan abordan el conflicto. Según lamentan fuentes del sector crítico, los debates manifiestan un cierto «autismo político». «Queremos rebajar el tono para fortalecer nuestro proyecto», justifican fuentes de la dirección. Una consigna que se extiende a los candidatos a las primarias de Barcelona, que esquivan el cuerpo a cuerpo. Para algunas voces de la federación barcelonesa, la campaña está resultando incluso «plúmbea» por la escasez de intensidad... y de propuestas.

MENSAJES OPUESTOS / En esta lógica de desplazar el foco mediático del embrollo interno y resituarlo, por ejemplo, en la dosis de apertura y renovación que aporta unas primarias, un correctivo severo a los diputados rebeldes, no digamos una expulsión, enviaría el mensaje diametralmente opuesto. Pese a ello, la cúpula insiste en que no habrá «injerencias» en la labor y el calendario que marque la comisión de garantías, que ya ha recibido las alegaciones de los diputados díscolos. Las corrientes críticas también se han refugiado en el silencio para no echar más leña al fuego. En reuniones semanales, persiguen la ansiada unidad de acción, aunque admiten sus dificultades en un momento de diáspora en el territorio. Para el 21 de marzo están preparando un acto de apoyo a los diputados suspendidos. Avancem, la asociación de Joan Ignasi Elena, esperará hasta junio para comprobar si Navarro está dispuesto a reconducir la situación o solo cabe la escisión.

Entonces, en junio, habrá pasado el que Navarro concibe como el otro gran revulsivo del cuatrimestre: las europeas. «Una victoria del PSOE sería un punto de inflexión porque reforzaría las posibilidades de una mayoría de izquierdas en el Congreso el año que viene», pronostican fuentes del PSC, que sostienen, además, que un hipotético triunfo socialista el 25 de mayo sería un golpe de oxígeno a la tercera vía federalista.