CARA A CARA DE LOS DOS PRINCIPALES ASPIRANTES A LA MONCLOA

La corbata de la honra

última baza 3Rubalcaba se aferra al debate para arañar votos entre los abstencionistas y antiguos electores socialistas que flirtean con otros partidos de izquierdas tácticas 3Rajoy no arriesgará e incluso puede permitirse perder porque su propósito hoy es transmitir moderación

NEUS TOMÀS

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Alfredo Pérez Rubalcaba aseguraba hace unos días que para el debate de esta noche no se pondrá ninguna «corbata de la suerte». No será porque no la necesite; simplemente no es un hombre supersticioso. En el plató construido para la ocasión en el Palacio Municipal de los Deportes de Madrid, hoy el candidato socialista se juega la dignidad propia y la de su partido. Porque, aunque quedan 12 días de campaña, en realidad el candidato socialista dispone de muy poco tiempo: 95 minutos. Es la hora y media a la que el PSOE se aferra para recuperar votos entre los electores que están tentados de abstenerse -son los que el resucitado Alfonso Guerra compara con Poncio Pilatos- y entre los que aseguran que se pasarán a Izquierda Unida u otras alternativas progresistas. Se trata, en resumen, de evitar el hundimiento el 20-N y asegurarse que, el día siguiente, Rubalcaba seguirá pilotando la nave.

Los socialistas ya dan por perdidos a aquellos antiguos simpatizantes que esta vez no solo les serán infieles sino que directamente se irán con el PP. Precisamente para no incomodar a estos últimos y contentar a los suyos de siempre, Mariano Rajoy exhibirá la imagen de un candidato «moderado» y «responsable», según describen sus asesores. Humildad y buenismo.

El candidato popular ha visionado los dos debates de la campaña del 2008 (en los que José Luis Rodríguez Zapatero le derrotó) para evitar repetir los errores de hace cuatro años. Dedicará la jornada de hoy, igual que hizo ayer, a prepararse para el careo junto a su número dos en la lista, Soraya Sáenz de Santamaría, el también diputado José Luis Ayllón y el coordinador de presidencia del partido, Jorge Moragas. Llevan días elaborando las fichas que usará en el duelo con el aspirante socialista.

¿VENCER O CONVENCER? / Por sorteo se acordó que el líder del PP abrirá el debate y Rubalcaba tendrá la última palabra. PSOE y PP han pactado que se estructure en tres bloques: economía y empleo; políticas sociales, y democracia y política exterior.

«Rubalcaba va a intentar ganar y Rajoy va a intentar convencer», resumió ayer el vicesecretario de comunicación del PP, Esteban González Pons. Pero una cosa no es incompatible con la otra puesto que dada la elocuencia del aspirante socialista, tampoco sería descartable que esta noche saliese ganador del cara a cara (aunque sea una victoria moral con escasos réditos electorales).

Rubalcaba ha contado con sus principales colaboradores, Elena Valenciano, Óscar López, Antonio Hernando y el sociólogo Ignacio Varela, para la preparación del debate y se ha redactado personalmente las fichas que utilizará esta noche. Hoy se ha reservado la mañana para encerrarse en su casa y acabar él solo de diseñar su estrategia. A diferencia de lo que hizo Zapatero en la última campaña, el exministro ha rechazado la ayuda de unsparringpara entrenarse cara al combate dialéctico que le espera.

El equipo de campaña socialista es consciente de que el líder popular recurrirá a las cifras del paro para descalificar la gestión del Gobierno y presentarse como la alternativa que necesita España para salir de la crisis. Rubalcaba confía en poder contraatacar con los recortes sociales que algunos de los presidentes autonómicos del PP ya han empezado a aplicar. El objetivo es intentar escorar a su adversario tan a la derecha como sea posible a pesar de que fuentes socialistas reconocen que no será fácil. Los responsables de la campaña del PSOE tienen asumido que Rajoy se esmerará para ofrecer una imagen de moderación y un tono conciliador que en nada se parece a la agresividad que los populares utilizaron en anteriores campañas.

CAMBIO DE TONO / Hace cuatro años, cuando los sondeos acertaron al dar por segura la victoria socialista, uno de las equivocaciones del PP fue plantear el cara a cara con una belicosidad excesiva. Ahora la perspectiva es totalmente distinta. Rajoy incluso puede permitirse perder el debate. No quiere asustar al millón largo de electores que, según algunos sondeos, está dispuesto a pasarse del PSOE al PP y de ahí que su obsesión sea transmitir la imagen de un político responsable. Quiere aparecer, a ojos de los espectadores y del resto de partidos, como una persona de talante conciliador y predispuesto al diálogo.

Este será el quinto cara a cara de la democracia. El primero, celebrado el 24 de mayo de 1993, enfrentó a Felipe González y José María Aznar y el aspirante popular lo ganó aunque después acabó perdiendo el segundo debate y también las elecciones. Ese primer duelo, igual que el de esta noche, lo moderó el periodista Manuel Campo Vidal.