La decisión de la cúpula nacionalista

La plaza de número dos queda libre

T. S.
BARCELONA

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No hay presidente que no tenga un número dos. Puede ser una figura más marcada u oficiosa, pero existe. Antes de que, al final de su trayectoria, Jordi Pujol eligiera a Artur Mas como delfín, tuvo sus segundos, incluso él, con la fama que atesoró de devorar a posibles sucesores. En una época, Macià Alavedra fue el conseller más destacado; en otra, Xavier Trias.

También Mas lo tendrá. El que tiene más números de figurar en la plaza destacada es Lluís Recoder, por la influencia que ejerce en CDC y porque se da por hecho que asumirá alguno de los macrodepartamentos que resultarán del plan de CiU de reducción de áreas. Las apuestas lo sitúan en Política Territorial i Obres Públiques, con competencias también en vivienda y medioambiente.

Otras versiones apuntan a que al todavía alcalde de Sant Cugat del Vallès le puede corresponder Interior, aunque uno de los principales colaboradores del líder, Francesc Homs, también es candidato a esta plaza. De hecho, Homs puede ser el único integrante del pinyol que rodea a Mas que logre dirigir un departamento.

Pelegrí, en Agricultura

Más nombres: se da por hecho que Heribert Padrol se encargará de Economia, a la que se agregaría Industria y las competencias ligadas a innovación. Irene Rigau es vista ya como consellera de Educació. En cuanto a Unió, Agricultura recaería en Josep Maria Pelegrí (leridano, como es tradición en el área); Cultura, en Fèlix Riera, y la actual Acció Social, con las competencias significativamente modificadas, en Joana Ortega. Para la gestión sanitaria, Mas prefiere un perfil de gestión económica. Hay varios candidatos, entre los que destaca Boi Ruiz.