Opinión | Vocaciones

Carol Álvarez

Carol Álvarez

Subdirectora de El Periódico

Mujeres ante el algoritmo

Muchas niñas interactuando con robots y pantallas, y sientes en tiempo real cómo crece o se estanca la curiosidad por saber más de la tecnología que mueve nuestras vidas, esa bendita curiosidad que será la que dará alas a una vocación, a que se lancen a estudiar carreras STEM, o que se formen en el universo científico.

Niños y niñas en la Tech&Play de Barcelona

Niños y niñas en la Tech&Play de Barcelona / Mobile World Congress

Una instalación de la feria Tech& Play de Barcelona nos muestra lo que puede ser un mundo videovigilado: varias cámaras te apuntan en un espacio reducido y un espejo ante ti sobreimprime la información que obtienen con un simple escaneado de tu rostro. Los datos son aún probabilidades, y calculan la posibilidad de que hayas estudiado en la escuela pública o de que puedas obtener una hipoteca. Solo por vernos la cara, gracias a un complejo cruce de información que tendrán al alcance en bases de datos, lanzarán su apuesta.

La vida de algoritmo y con inteligencia artificial está con nosotros hace tiempo, pero sabemos que detrás de la máquina siempre ha habido y aún sigue ahí la persona que programa la tecnología, que aprueba sus actualizaciones y sobre todo, en última instancia, que aprueba que se implemente y que luego la utiliza. Que en ese espacio de excepción haya cada vez más mujeres debería ser una prioridad: corremos si no el riesgo de reproducir el sesgo que tanto nos ha discriminado a lo largo de la historia y que solo con determinación y persistencia se ha ido corrigiendo, pero es difícil que aumente el número de  mujeres STEM, las que se dedican a profesiones tecnológicas, si no se han formado y apoyado sus vocaciones desde muy jóvenes.

El Tech & Play de Barcelona, una iniciativa enmarcada en las actividades que impulsa el Mobile World Congress, es un continuo ir y venir de niños y adolescentes estos días. Este viernes, distintas escuelas habían programado visitas al recinto donde se celebra la Feria, y los niños hacían cola para ponerse unas gafas inmersivas o para hablar con un robot que adivina en qué animal estás pensando a partir de algunas preguntas. Muchas niñas en esas colas, interactuando con robots y pantallas, y sientes en tiempo real cómo crece o se estanca la curiosidad por saber más de la tecnología que mueve nuestras vidas, esa bendita curiosidad que será la que dará alas a una vocación, a que se lancen a estudiar carreras STEM, o que se formen en el universo científico. Carlota Llacuna fue una de esas niñas que cuando le contaban que las matemáticas eran difíciles y se crecía ante el reto, quería domarlas. También la física, la química….cuenta su experiencia en una charla abierta sobre el camino que recorren las mujeres de profesiones tecnológicas. Llacuna acabó estudiando nanotecnología porque dudaba entre las demás especialidades y al final esta las sumaba. Llegó a una beca de la Caixa a través de un anuncio de Instagram, y tras participar en el proyecto de un metaverso en el entorno laboral, sigue creciendo en experiencia y retos.

También fue niña Laura Fernández, CEO y cofundadora de la plataforma Allwomen que busca activar a mujeres del sector tecnológico en red, con un trabajo en equipo y  sinergias en las que aprender de forma multidireccional. Ahora está enfocado en una academia de inteligencia artificial para las mujeres porque justamente quieren evitar que acabemos reproduciendo la segregación que ya vivimos. La niña Fernández no tuvo tantos estímulos y guías, y por eso su curiosidad la llevó a viajar y aprender, sí, pero no dio con la tecla que disparó todo su potencial hasta que conoció Mob makers of Barcelona, el proyecto de la emprendedora Cecilia Tham para intercambiar y dinamizar ideas. Habla mucho de perseverancia, de mujeres ayudando a mujeres, y mujeres que forman parte de la creación y diseño de soluciones tecnológicas.

El camino se despeja poco a poco y podemos decir que estamos en la edad dorada para desarrollar una vocación en estos campos, solo hace falta dar ese salto, porque ya tenemos esa red que tanta falta hacía. Las nuevas generaciones tienen ya más paridad, y muchas empresas apuestan por garantizarla en sus equipos. El reto no tendrá resultados inmediatos, pero es el único camino posible para una sociedad más justa. 

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