Elecciones en Catalunya
Jordi Mercader

Jordi Mercader

Periodista.

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Sánchez irrumpe en la campaña por carta

El dilema existencial del 12M es el de saber si el electorado avala nuevamente el bloqueo político impuesto por el 'procés' o apuesta por impulsar la transversalidad política en las instituciones históricas catalanas

Pedro Sánchez y Salvador Illa en el cierre del congreso del PSC

Pedro Sánchez y Salvador Illa en el cierre del congreso del PSC / MANU MITRU

Todas las estrategias exhibidas durante la precampaña electoral catalana van a quedar obsoletas después de la carta firmada por Pedro Sánchez, haciéndonos saber que, a estas alturas de la vida, está sorprendido y dolido de la dureza de la política y que, en consecuencia, se está planteando su futuro como presidente del gobierno. Sánchez, mejor dicho, sus aspiraciones a seguir en La Moncloa con el apoyo de sus socios independentistas, ha estado muy presente durante estas primeras semanas, sin que el interesado hubiera abierto la boca al respecto.

Este protagonismo responde a la creciente españolización de la política catalana, impulsada con descaro por el independentismo oficial. ERC y Junts han encontrado utilidad a sus diputados en Madrid. Y no es para alcanzar la república catalana, sino para intentar que su rehén, el presidente del gobierno de España, vaya a sugerir al PSC, tras los comicios, una actitud contemporizadora y resignada, para así poder gobernar ellos la denostada Generalitat autonómica. La respuesta de Sánchez a la maldad política acentuará la tendencia a la españolización. Sea cual sea el escenario que se materialice tras su reflexión: desde que sea solo un recurso para generar un movimiento de adhesión ciudadana ante el acoso de la derecha, a que realmente piense en renunciar a la presidencia o en activar una moción de confianza, incluso que esté dispuesto a convocar elecciones en cuanto pueda.

El dilema existencial del 12M es el de saber si el electorado avala nuevamente el bloqueo político impuesto por el 'procés' o apuesta por impulsar la transversalidad política en las instituciones históricas catalanas. Los sondeos sonríen a PSC y a Junts, sin embargo, no precisan cuál de las dos vías acabará imponiéndose. En cuánto Sánchez deshoje la margarita, sabremos si Puigdemont y Aragonès pueden incrementar el precio de sus apoyos parlamentarios en detrimento del PSC o si Illa se ve liberado de los peajes en el Congreso, aunque solo sea transitoriamente.  

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