Inversiones
Jordi Alberich

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Economista

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De japoneses a chinos

Si las administraciones se centran en unas prioridades sensatas y compartidas, entre ellas la política industrial, iremos recuperando lo que hemos perdido en estos años de desorientación colectiva

Chery confirma que ensamblará sus coches en la antigua Nissan de Zona Franca

La industria china acelera su desembarco en Europa: "Antes nos copiaban, hoy aprendemos de ellos"

Omoda 5 y Jaecoo 7 en la sede de Chery Internacional en Wuhu (China).

Omoda 5 y Jaecoo 7 en la sede de Chery Internacional en Wuhu (China). / Xavier Pérez

Finalmente, hoy debe formalizarse el acuerdo por el que la automovilística Chery dará nueva vida a la histórica planta de Nissan, definitivamente cerrada desde inicios de 2022, tras más de 14 años desde que el entonces president, José Montilla, entabló las primeras conversaciones con la multinacional china. Así, de manera inmediata se mantendrán 600 puestos de trabajo y se evitará derrochar el capital humano acumulado durante décadas de buen hacer.

Estamos ante una noticia muy positiva pese a todas las objeciones que uno puede leer estos días: desde la menor ocupación. si comparamos con los mejores momentos de Nissan, a que se trata de una planta de mero ensamblaje, que no de fabricación. En cualquier caso, no es baladí que una de las mayores compañías globales en el coche eléctrico ubique en Barcelona su unidad productiva para el continente europeo.

Ello nos sitúa en un momento idóneo para extraer dos lecciones del cierre y reapertura de la planta de la Zona Franca. Así, de una parte, lo indispensable de la política industrial activa en estos tiempos de globalización acelerada. Lejos de obsoletos mecanismos proteccionistas, administraciones y empresas siguen disponiendo de suficiente margen para reforzar la capacidad productiva de un país con vocación industrial.

De otra, lo inconveniente de un 'procés' que, durante más de una década, ha apartado a la política catalana del gobierno de las cosas, aquellas actuaciones discretas que, lejos de la grandilocuencia independentista, inciden directamente en el bienestar de los ciudadanos. A su vez, la deriva política desorientó al entramado empresarial, llevando a no pocas de las mayores compañías a salir escopeteadas.

La inversión de Chery resultará más o menos idónea y los coches serán chinos en vez de japoneses; pero lo más relevante es entender que si las administraciones se centran en unas prioridades sensatas y compartidas, entre ellas la política industrial, iremos recuperando lo que hemos perdido en estos años de desorientación colectiva, que no ha sido poco.

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