Opinión

Eliseo Oliveras

Planes en la OTAN sin estrategia europea

Cazabombarderos F-16 durante un ejercicio de la OTAN en marzo en Malbork, Polonia

Cazabombarderos F-16 durante un ejercicio de la OTAN en marzo en Malbork, Polonia / REUTERS

La cúpula de la OTAN ha propuesto esta semana institucionalizar su involucración en la guerra de Ucrania, pese al riesgo de escalada con Rusia. En paralelo, algunos líderes europeos evocan una situación de preguerra con Rusia, pese a que las enormes dificultades del Ejército ruso para arañar cada palmo de terreno en Ucrania ponen en duda su capacidad de enfrentarse a la OTAN. La embajadora norteamericana ante la Alianza Atlántica, Julianne Smith, señala que no existe ahora una amenaza militar rusa para el territorio de la OTAN. El jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, también ha criticado que se exagere el riesgo de guerra, al igual que el presidente del Gobierno español y otros primeros ministros.

El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, propone crear un fondo gestionado por la OTAN de 100.000 millones de dólares (92.000 millones de euros) de apoyo militar a Kiev, integrar en la OTAN la coordinación del suministro de armas a Kiev que ahora realiza el grupo informal Ramstein dirigido por EEUU e integrar en el paraguas de la OTAN los acuerdos bilaterales de seguridad suscritos con Ucrania por Alemania, Francia y demás países.

Estas medidas suponen un papel muy proactivo de la OTAN en la guerra de Ucrania. La propuesta, que subordina decisiones nacionales clave a la OTAN, fue acogida con matices por los ministros aliados. Stoltenberg tuvo que subrayar después en su conferencia de prensa que "la OTAN no es parte del conflicto en Ucrania y seguirá sin serlo". Stoltenberg también admitió que Ucrania no podrá ingresar en la OTAN hasta que la guerra haya concluido de forma definitiva y haya desaparecido el riesgo de reactivación del conflicto.

Sin estrategia

Los planes de Stoltenberg y las inflamadas declaraciones de algunos líderes europeos tropiezan con un problema fundamental: la ausencia en la UE y en la OTAN de una estrategia realista y definida sobre cómo acabar con la guerra de Ucrania y sobre cómo tratar con Rusia. El objetivo inicial de evitar una victoria rusa se ha transformado en lograr la derrota de Rusia.

Pero ni la UE, ni la OTAN, han definido qué se considera una victoria de Ucrania (¿La consolidación de Ucrania como estado independiente y soberano? ¿La recuperación de todo el territorio ucraniano de 1991, incluida Crimea?), ni qué supone la derrota de Rusia (¿La retirada de sus tropas, la renuncia a Crimea y el pago de compensaciones modelo Tratado de Versalles de 1919? ¿La aceptación rusa de la entrada de Ucrania en la OTAN bajo unas nuevas fronteras fruto del 'statu quo' militar?).

La falta de un objetivo realista y claro, en función de los medios económicos disponibles y la capacidad real de suministro de armas a Kiev, es una receta para el desastre, porque obliga a reaccionar a remolque de los acontecimientos y puede conducir a donde no se quiere ir. La guerra en Ucrania ha entrado en una fase de desgaste y la enorme diferencia respecto a Rusia en economía, demografía y el tamaño geográfico juega en contra de Kiev.

Sin apoyo social en Europa

El Gobierno ucraniano tiene muchas dificultades para reclutar soldados y el armamento occidental solo puede compensar en parte su menor capacidad de generar tropas. Los recientes ataques ucranianos a refinerías en el interior de Rusia, que han contribuido a encarecer el 10% el precio del petróleo en un mes en EEUU y la UE retrasando la rebaja de tipos de interés, no contribuyen a estimular el suministro de armas sofisticadas de largo alcance a Kiev.

No existe apoyo social en Europa para una involucración directa en la guerra de Ucrania y mucho menos para entrar en guerra con Rusia por Ucrania. Si los agricultores europeos rechazan la entrada de productos agrarios ucranianos sin aranceles ni restricciones, la población aún apoyaría menos el envío de sus familiares a luchar por Ucrania. Las autoimpuestas restricciones presupuestarias en la UE están llevando a los gobiernos a ampliar los fondos para Ucrania y la defensa, mientras que faltan fondos adecuados para sanidad, educación, vivienda y ayuda social. Esto puede tener consecuencias electorales explosivas en beneficio de la ultraderecha.

La estrategia europea debe tener en cuenta además la incertidumbre sobre el nivel de compromiso futuro de EEUU con la OTAN tras una posible victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre. Ya en 2011, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, avisó que EEUU podría considerar en el futuro que las ventajas que obtenía de la OTAN no compensaban su coste.

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