Test político agrario en la UE

Agricultores con sus tractores conducen cerca del edificio del Reichstag durante una protesta bajo el título "Estamos hartos de la industria agrícola" contra la producción industrial de alimentos en Berlín, Alemania, el 20 de enero de 2024.

Agricultores con sus tractores conducen cerca del edificio del Reichstag durante una protesta bajo el título "Estamos hartos de la industria agrícola" contra la producción industrial de alimentos en Berlín, Alemania, el 20 de enero de 2024. / TOBIAS SCHWARZ

Eliseo Oliveras

Eliseo Oliveras

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Las protestas agrarias en la Unión Europea (UE) se han convertido en el primer test político de cara a las elecciones europeas de junio. El malestar agrario en los Países Bajos ya convirtió en 2023 al populista Movimiento Campesino Ciudadano (BBB) en la primera fuerza del Senado y contribuyó a la victoria del ultra Partido por la Libertad (PVV) en las legislativas de noviembre. Hay sectores de la Comisión Europea y de los medios político-económicos europeos que creen que las ayudas agrarias europeas deben reducirse para destinar esos fondos al desarrollo industrial y tecnológico. Pero olvidan que la política agraria asegura el suministro alimentario, garantiza la salubridad y calidad de los productos, frena las enfermedades y plagas animales y contribuye a proteger el entorno natural.

Los partidos gubernamentales de Europa occidental acusan a la ultraderecha de instrumentalizar el malestar agrario. Pero soslayan que las decisiones de la Comisión Europea, el Consejo de Ministros de la UE y los gobiernos son los detonantes de la revuelta agraria: recorte del subsidio al gasóleo agrícola en un entorno de ingresos muy bajos, disparo de costes, importaciones de fuera de la UE menos exigentes y multiplicación de requisitos y papeleo. El recorte del subsidio al gasóleo agrícola aprobado por los gobiernos de Alemania y Francia, que ha actuado de catalizador, es consecuencia de la exigencia de la Comisión Europea, refrendada por el Consejo de Ministros europeo, de suprimir las ayudas a los precios energéticos, ajustar los presupuestos y penalizar el uso de combustibles fósiles.

En los países de Europa oriental el principal detonante del malestar agrario fue la apertura total de la UE a las exportaciones agrarias ucranianas de muy bajo precio en el marco del apoyo a Kiev tras la invasión rusa. Las protestas agrarias en el Este por "la competencia desleal" ucraniana cuentan con el apoyo activo o tácito de los gobiernos nacionales. Incluso el nuevo gobierno proeuropeo polaco (conservador-socialdemócrata-liberal), encabezado por Donald Tusk, mantiene las restricciones a los productos agrarios ucranianos del anterior Gobierno ultraderechista de Ley y Justicia (PiS). Las ayudas especiales aprobadas a regañadientes por la Comisión Europea en 2023 se estiman insuficientes y los agricultores se quejan que tardan mucho en cobrarse.

"Demasiado tarde"

Ante la amplitud de las protestas en Alemania, Francia, Polonia y Rumanía, la Comisión Europea puso en marcha el 25 de enero un diálogo estratégico sobre el futuro del sector en la UE para aplacar las protestas y conciliar a los agricultores con el Pacto Verde. Varios ministros de Agricultura reprocharon que ese diálogo llega "demasiado tarde". "La Comisión Europea ha impuesto al sector agrario exigencias sin explicación, ni diálogo, ni apoyo financiero", resumió el ministro español de Agricultura, Luis Planas. Las recomendaciones tras ese diálogo se concretarán a finales de verano, tres meses después de las elecciones europeas.

Uno de los problemas no resueltos de la política agraria europea, pese a las sucesivas reformas, es que las ayudas benefician principalmente a las grandes explotaciones que lo necesitan proporcionalmente menos, mientras que los fondos que reciben los pequeños agricultores y ganaderos son muy bajos. En 2020, el 0,5% de los 6,2 millones de explotaciones agrarias de la UE recibió el 16,6% de los 41.400 millones de euros de los pagos directos agrarios, con una ayuda individual superior a los 100.000 euros, según la Comisión Europea. Por el contrario, las ayudas recibidas por el 75% de los agricultores sumaban sólo el 15% del total, con menos de 5.000 euros cada uno. Otro informe del Parlamento Europeo indica que el mayor beneficiario privado de ayudas agrarias de la UE fue la compañía checa AB Private Trust I con 29,6 millones en 2018.

Un informe del Gobierno francés de 2022 resume los problemas de la mayoría de los agricultores en Europa Occidental: 40% de reducción de los ingresos netos en los últimos 30 años en euros constantes. El nivel de ingresos más frecuente por la actividad agraria en Francia se limita a 17.700 euros anuales y la mayoría de las familias sobrevive gracias al salario de un miembro en otra actividad. En Europa Oriental, los ingresos de los agricultores han mejorado sustancialmente en los últimos 30 años gracias a las ayudas europeas tras su ingreso en la UE a partir de 2004, pero ese efecto ha tocado techo y es erosionado por el disparo de los costes de los últimos años.

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