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Gemma Martínez

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Directora adjunta de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA

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Portugal da una lección a Sánchez y Feijóo

Luis Montenegro, líder de la coalició de centredreta Aliança Democràtica, en el tancament de campanya. | ARMANDO FRANCA / AP

Luis Montenegro, líder de la coalició de centredreta Aliança Democràtica, en el tancament de campanya. | ARMANDO FRANCA / AP / LUCAS FONT

Portugal acaba de dar una lección de ejemplaridad digna de alabar en estos tiempos difíciles donde el debate político está tan podrido en España. El Parlamento luso ya tiene presidente desde el pasado miércoles, después de que tras tres votaciones fallidas se eligiera al conservador José Pedro Aguiar-Branco, con 160 votos a favor sobre un total de 228. La designación fue posible por un pacto entre la coalición de centroderecha que ganó las elecciones el 10 de marzo, Alianza Democrática, y el Partido Socialista. Por primera vez en la historia acordaron una presidencia rotatoria. Aguiar-Branco liderará la cámara hasta 2026, y un socialista, después y hasta 2028.

El pacto se produce a pesar de la debilidad de la coalición de centroderecha, encabezada por Luis Montenegro. Éste desbancó a los socialistas en las elecciones por la mínima (dos escaños), pero se niega a gobernar ni a repartirse el Parlamento con los ultras del partido Chega. El socialista Pedro Nuno Santos, sucesor de António Costa, se ha puesto de parte de Montenegro, aunque haya sido con un acuerdo limitado a la Asamblea -por ahora- y aunque solo lo haya suscrito por «sentido institucional». 

«Si no somos capaces de entendernos en la casa de la democracia, ¿qué ejemplo damos para afuera?», dijo el miércoles el ya presidente del Parlamento. El socialista Francisco Assis, por su parte, afirmó que «los partidos tienen la obligación de encontrar soluciones» y que no se puede confundir un «conflicto civilizado» con una «guerra civil», como quieren los ultras.

Aunque el acuerdo no sea extrapolable al Gobierno de la Nación, resulta edificante que Portugal haya superado la dinámica de bloques, dejando atrás las mayorías absolutas y con una derecha y una izquierda que no son irreconciliables. España, que fue incapaz de sacar adelante un pacto así pese a la propuesta de Alberto Núñez Feijóo, vivirá en breve tres elecciones (vascas, catalanas y europeas) y hará bien en tomar nota del sentido institucional portugués

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