Hacienda
Sergi Sol

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Periodista

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¿En un lío por amor?

En esta ocasión, Ayuso no calibró su fuerza ni a lo que se enfrentaba. Y se metió de lleno en un avispero

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, durante la recepción al embajador de la República Checa, Libor Sečka.

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, durante la recepción al embajador de la República Checa, Libor Sečka. / / JOSÉ LUIS ROCA

Así pareció justificar Esperanza Aguirre el entuerto en el que se ha metido Ayuso a cuenta del pastizal que se sacó su actual pareja con sus gestiones empresariales durante la pandemia. E igual resulta que hay algo o mucho de cierto y que, como el amor es ciego, no le permitió percatarse de lo que implicaban los tejemanejes de su pareja. O puede que no supiera nada, ya fuera por esa ceguera amorosa o porque nunca se planteó cómo se pagaba el Maserati del garaje, el piso millonario del que disfruta o vete a saber qué lujazos -o no- en su privada vida de pareja. Pero cuando un nuevo rico se compra un Masserati es porque le va la ostentación y el lujo. El dinero conseguido de sopetón y con poco esfuerzo tiene eso, se derrocha igual que entró.

Vale con decir que lo de no enterarse de nada no es una novedad. La infanta Cristina se libró de la cárcel gracias a no enterarse ni de lo que firmaba de su puño y letra. Lo que el juez creyó verosímil y no fue un atenuante, sino un eximente penal absoluto. Como la locura transitoria en el Código Penal. Iñaki Urdangarín fue su pararrayos, esa sí fue una declaración de amor incondicional. Claro que igual por eso luego creyó que ponerle los cuernos estaba más que justificado, pues su amor estaba fuera de toda duda. Y lo mismo de su capacidad de sacrificio. Como que se comió el marrón él solo.

Ayuso es mucha Ayuso. Nadie antes había tumbado a un presidente de un partido con un golpe de meñique. Si se pone brava entierra a Casado bajo tierra.

Hay quienes a menudo niegan a Ayuso su carácter, su auténtico liderazgo, su desparpajo seductor, su fascinante personalidad, presentándola como una marioneta de MAR, el temido jefe de gabinete, antaño ejerciendo ese mismo papel con Aznar.

Y no. Ayuso es mucha Ayuso. Ella es quien conecta con el votante que la arropa y que a sus órdenes está dispuesta a tomar Génova como los trumpistas el Capitolio. La presidenta madrileña es un torbellino capaz de desencadenar un huracán y de plantear una batalla sin tregua a todo un presidente de Gobierno.

Ayuso es mucha Ayuso. Y como ya cuenta con alguna muesca en su cinturón, decidió despachar el asunto de la pareja recurriendo a su exitoso y mordaz "la mejor defensa es un buen ataque". Así que desenfundó sin miedo alguno, sin vacilar un segundo, como cuando Casado y Egea fueron a por ella. Los dejó tiesos en un santiamén. No hubo duelo. Fue una marcha triunfal. Una apisonadora. Los planchó. Ejea salió por una ventana de Génova sin paracaídas. Y a Casado le permitió despedirse luego de ponerlo de rodillas. Se despidió cabizbajo con más pena que gloria.

Pero en esta ocasión, Ayuso no calibró su fuerza ni a lo que se enfrentaba. Y se metió de lleno en un avispero. Además, llovía sobre mojado. Era la segunda vez que se descubría que un familiar directo se había forrado en ese tremendo periodo del covid. Lo que ya de por sí da que pensar. Más cuando por mucho que fuera legal huele a chamusquina. Esto es, uso y manejo de información privilegiada. Aunque puede que no y que sencillamente los familiares de Ayuso son unos hurones, animal conocido por su destreza y capacidad de sacar provecho de las oportunidades que se le presentan.

Luego está lo de no pagar a Hacienda. Pero igual esa es una cuestión ideológica. Para algunos pagar impuestos es un atraso, contrario a la libertad y a la buena marcha de la economía. O -a su vez- una nada sutil declaración amorosa. ¡Para qué le vas a entregar tu dinero a esos recaudadores de tributos a los que Cristo salvó de los leones porque su oficio es lo peor de lo peor! Cuando, además, eso va a privar a un ser querido de disfrutarlo en grande. El amor, el verdadero amor incondicional, está por encima de esas nimiedades del pecaminoso fisco.

Ayuso va a tener que seguir siendo mucha Ayuso para salir airosa de este lodazal. Esta vez no tiene a Casado delante. Y la estaban esperando. Con artillería pesada, que es lo que se lleva en estos lares.

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