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Mobile World Congress 2024: Barcelona ha cumplido

El valor del Mobile en términos de posicionamiento de futuro va más allá de lo que supone en gasto directo

Dos días en el Mobile World Congress

Dos días en el Mobile World Congress

El Mobile World Congres (MWC) ha traído a Barcelona 101.000 personas convirtiéndose en una de las ediciones más exitosas desde que empezó a celebrarse en la ciudad hace 18 años. La ciudad, Catalunya y España deben sentirse orgullosas de este éxito que consolida el evento en la sede que los organizadores, la GSMA, consideran casi permanente. La entidad que los acoge, la Fira de Barcelona, ya trabaja en la ampliación de sus instalaciones para que siga creciendo en el futuro. Y eso es lo que tiene que hacer para seguir alimentando a su vez el ecosistema digital que ha nacido a su amparo y que debe seguir consolidándose.

Una cifra constituye el mejor resumen del salto adelante que ha dado el MWC en esta edición: el 59% de las empresas que han participado ya no pertenecen al sector de las telecomunicaciones, sino que son agentes de digitalización en otros sectores, desde la salud hasta las finanzas. Lo que empezó siendo una feria para poner en contacto a proveedores de tecnología y operadores de telecomunicaciones, ahora es una exhibición de todo aquello que se puede digitalizar, y cambiar las reglas que lo gobiernan, en cualquier ámbito de la vida económica, política, social o cultural. En ese escaparate ha tenido este año una especial relevancia la inteligencia artificial (IA) que abre posibilidades ignotas, pero que no debe provocarnos ningún pánico como a algunos les gustaría que tuviéramos. El dinamismo en este sector es la resultante de dos variables: la baja barrera de entrada para los proyectos innovadores y la necesidad de tener músculo financiero para generar escala. 

En este contexto, deberíamos mirar lo que ha ocurrido en el MWC y analizar la situación en Europa. Se ha visto estos días la potencia de la industria digital china. Esta fuerza es el resultado de tres vectores: el dinamismo en la captura de talento, el tamaño de las empresas y la protección frente a la competencia extranjera. Europa puede progresar en el primer vector aunque parte de una buena situación y nunca podrá aceptar que se limite la competencia porque es uno de los pilares de la UE junto a la protección social. Sí que cabe una reflexión, como dijo en el MWC el presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, sobre la dimensión de las empresas y su capacidad de competir en un mercado global contra el resto de operadoras de telecomunicaciones y contra las todopoderosas plataformas tecnológicas. Esta apuesta debe ser compatible con la libre competencia y con la protección de los derechos de los consumidores. Pero es ineludible para no quedarnos atrás y para no tener solo los aranceles como instrumento de defensa. Las empresas de telecomunicaciones y las empresas digitales europeas deben ser, ante todo, competitivas en un mercado global y las normas de la UE deben ayudarlas a serlo en lugar de ponerles trabas como hasta ahora.

Como dijo John Hoffman, «Barcelona ha cumplido», un año más, en representación también de Catalunya y de España. La recurrencia de este acontecimiento no debe restar valoración a lo que supone, en términos de gasto directo pero también de posicionamiento en uno de los ámbitos líderes en la construcción de un futuro que en muchos ámbitos ya es un presente: el mundo digital.