Política municipal
Sergi Sol

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Periodista

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Los novios compungidos de Collboni

La apuesta del alcalde es ERC, mientras se resiste a integrar a los de Colau en el gobierno municipal, pese a que esta no ha dejado de reclamar, de forma vehemente, que quiere volver a sus antiguos aposentos

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Collboni y Colau, el pasado martes en la plaza de Sant Jaume.

Collboni y Colau, el pasado martes en la plaza de Sant Jaume. / Alejandro García / EFE

Los tiene a todos haciendo cola. No ha habido quien se resistiera a su encanto con la vara de alcalde al mando. Tragándose estos y estas el orgullo, si hace falta. Hoy Collboni es el rey único de la pista de baile con sus 10 concejales de 41. Una suerte de mayoría tan endeble -y a su vez, tan inexpugnable- como la del president Aragonès, con 33 diputados de 135. La misma exigua mayoría a la que ya daban por muerta, con especial saña y ceguera, las huestes de Puigdemont. Pues pronto irá para tres años ya y, como él mismo indicó, camino de cuatro.

Así las cosas, en ambas latitudes de la plaza de Sant Jaume, Collboni puede hoy escoger a su pareja de baile a discreción en la capital de Catalunya. Y parece que ya ha escogido: ERC sin Ernest Maragall. A Collboni le ha sentado de maravilla el adiós de quien ganó las elecciones en 2019. Las ganó, pero Colau lo mandó a la oposición con lágrimas de cocodrilo. Fue Colau, con el imprescindible socorro de "la peor derecha de la ciudad". Y con Collboni manejando los hilos tras las bambalinas.

No tuvo reparos Xavier Trias en proclamar que quería estar en el gobierno de Collboni. Pronto se le pasó el cabreo tras ser apeado de la alcaldía. Rubricó un acuerdo con Ernest Maragall y, nuevamente, Colau intercedió, escoltada por la derecha, para privar a Trias de la alcadía y a Maragall de la primera tenencia de alcaldía. Abortó el acuerdo la alcaldesa y, junto al PP, entregaron la alcaldía a Collboni. Eso sí, con una contraprestación: todos los cuadros de mando de Colau blindados en las sillas gubernamentales. Descabezados pero sin las alforjas de vacío.

Trias se va a llevar su segundo chasco. Porque Collboni ha decidido declinar su oferta. De nada le han servido reuniones y ruegos públicos y privados. La apuesta de Collboni es paradójicamente ERC, mientras se resiste a integrar a los de Colau en el gobierno municipal, pese a que esta no ha dejado de reclamar, de forma vehemente, que quiere volver a sus antiguos aposentos. Collboni no quiere a Colau. Tal vez sí al resto de concejales de Comuns. Igual que ha mantenido a su cerca de un centenar de cargos. Como no quería a Ernest Maragall. Y como tampoco quiere a Trias, pese a que representar un Junts ordenado y sin aspavientos. Pese a que le blindaría una mayoría de la que carece con ERC, que ahora lidera Elisenda Alemany. Tampoco es tan raro que no desee compartir la finca con Colau. Se dio a la fuga de su gobierno ante la inminencia de la campaña electoral. Y compitió con Trias enarbolando la bandera del anticolauismo.

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