Israel pasará fugazmente por La Haya, incluso si es genocidio

Aunque el juicio que se desarrolla en La Haya puede ofrecer alguna sorpresa, es obvio que no tendrá consecuencias de gran calado para Israel. Las primeras decisiones de la Corte Internacional de Justicia se harán públicas en los próximos días pero la cuestión nuclear del genocidio puede demorarse varios años y en todo caso, la aplicación de la sentencia no parece probable bajo ningún punto de vista.

Israel está bien protegida por las grandes potencias occidentales. Estados Unidos y Canadá no han tardado en afirmar que no ven ninguna base para juzgar a Israel por genocidio, mientras que Alemania se ha apresurado a comunicar que se personará en La Haya para defender al estado judío de las acusaciones de Sudáfrica.

Esos tres precedentes indican que Israel eludirá una vez más la justicia internacional. En el caso de Alemania, la memoria del Holocausto parece justificarlo todo, incluidos los terribles bombardeos de la aviación israelí que han arrasado toda la Franja de Gaza, con cadáveres todavía en las calles y sobre los que pasan los tanques.

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Para Alemania, la injusticia que se cometió en la Segunda Guerra Mundial perdura en la memoria de ese país hasta el punto de que cualquier cosa que haga Israel cuenta con el visto bueno de Berlín, por más horrible que sea, algo que se ve periódicamente. Israel se aprovecha de esa circunstancia una y otra vez.

Con Estados Unidos pasa algo similar debido a la enorme influencia de los lobis judíos en aquel país. Estos poderosos grupos de presión han obligado al presidente Joe Biden a jugar con el futuro del partido demócrata en la carrera para las elecciones de noviembre. Biden está perdiendo una parte esencial del apoyo de los demócratas progresistas, especialmente jóvenes, creando una situación que favorece sustancialmente al partido republicano de Donald Trump.

La situación es desfavorable para los demócratas, y se hace evidente que el primer ministro Benjamín Netanyahu tiene un gran interés en que gane Trump a costa de Biden puesto que los republicanos congenian con las ambiciones sionistas mejor que los demócratas, por más descabelladas que sean las ambiciones.

Las posiciones de Estados Unidos y Alemania no están justificadas de ningún modo racional, pero son comprensibles por la presión de los lobis y por las secuelas del Holocausto. Además, avanzan que ocurra lo que ocurra en La Haya, no tendrá ninguna consecuencia para Israel, que continuará adelante con sus políticas de expansión en los territorios ocupados y forzando el éxodo de un gran número de palestinos.

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Con este contexto, la Corte Internacional de Justicia de La Haya se ha convertido en un escaparate cuyos resultados, que son independientes de las decisiones de los magistrados, ya los conocemos por adelantado. Sí, es un episodio molesto para Israel, pero no tendrá ninguna repercusión dolorosa, más allá de que los israelís podrán comprobar una vez más que el mundo es un lugar peligroso y lleno de antisemitas.

Eso es lo que indica la narración oficial en Israel. Los antisemitas del mundo entero no son capaces de comprender que el Gran Israel es un regalo divino al pueblo elegido en el que los extraños no deben intervenir, y que los palestinos harían mejor en buscarse algún otro lugar en el planeta para vivir, o como dicen algunos ministros, marchar a Occidente para siempre y abandonar la tierra prometida por Dios a los judíos, incluido el contrato de cesión que contiene la Biblia.

Estados Unidos y Alemania no han hecho nada para salvaguardar los derechos básicos de los palestinos. Es cierto que en alguna ocasión han formulado declaraciones más o menos confusas, pero nada más. La justicia les trae sin cuidado. Las muertes de 1.400 israelís son determinantes, mientras que las muertes de 24.000 civiles en la Franja de Gaza les traen sin cuidado, así como las condiciones de vida de millones de palestinos en Gaza y en Cisjordania, tremendas desde hace muchos años. Lo que suceda en La Haya no tendrá repercusiones significativas en la posición de Israel y en el proceso de ocupación y expolio de los territorios palestinos.

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