Limón & vinagre
Josep Cuní

Josep Cuní

Periodista.

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Nadia Calviño, una marcha oportuna

Presidir el Banco Europeo de Inversiones no es solo un hito en las políticas de igualdad sino también el corolario a una trayectoria de alto nivel

Qué países han apoyado a Calviño para presidir el Banco Europeo de Inversiones

Nadia Calviño, puro instinto europeo

Calviño, tras su elección como presidenta del BEI: "Confirma el aprecio, respeto y liderazgo de España"

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En la presentación de su libro 'Tierra firme' le preguntaron a Pedro Sánchez por qué no citaba a la ministra más díscola de la anterior legislatura. El presidente admitió haber tenido un problema en este sentido. Si mencionaba a una y no a otro, el olvidado podría enojarse. Por ejemplo, a Margarita Robles en detrimento de Félix Bolaños, concretó. Solución, canalizar la obra de gobierno en las vicepresidentas. Pero resulta que el actual 'triministro' (Justicia, Presidencia y Relación con las Cortes) sí que merece una cita rompiendo el equilibrio buscado y contraviniendo el recuerdo del propio autor. Anécdota menor, casi personal, para explicarle al lector la alteración emocional que provocó la derrota socialista en los comicios municipales y autonómicos la noche del 28 de mayo. La reacción no se hizo esperar, relata Sánchez. A la una de la madrugada, citaba en la Moncloa al propio Bolaños junto a Santos Cerdán, Óscar López y María Jesús Montero, cuya mención rompe otra vez la regla aunque ella asistiera en nombre del partido. Les comunicó su decisión de convocarnos a las urnas el primer domingo posible. Y fue así como, de nuevo y en momentos aciagos, Pedro Sánchez hizo girar todas las miradas del pasado inmediato hacia el futuro incierto. Y los suyos intentaron olvidar el dolor de ayer para anhelar la esperanza de mañana. Ganaron.

Es un detalle nimio, pero que ilustra bien cómo algunas hazañas políticas tienen mucho de improvisado y poco de planeado. Por suerte, porque a veces un exceso de organización también puede llevar al desastre. El PP lo sufriría dos meses después. Y así sigue.

Legado acumulado

Nadia Calviño Santamaría (A Coruña, 3 de octubre de 1968) también aparece en el libro. Le corresponde asimismo una sola mención a pesar del legado acumulado durante cinco densos años como la ministra de Economía que ha tenido que sortear los efectos devastadores de una pandemia y su inflación más allá de los sinsabores cotidianos propios del cargo. Con el rumbo puesto a Luxemburgo, la todavía vicepresidenta primera deja un trabajo mucho más elogiable a ojos europeos que la cita circunstancial relacionada con la transición digital. 

La elección de Calviño para presidir el Banco Europeo de Inversiones no es solo un hito en las políticas de igualdad al ser la primera mujer en alcanzarlo sino también el corolario a una trayectoria de alto nivel que ya la llevó a asumir el papel de guardiana de las esencias de la Unión en un ejecutivo de coalición con riesgo de excesiva inclinación hacia la izquierda como pretendieron Pablo Iglesias primero y Yolanda Díaz, después. De ahí las fuertes rivalidades entre las dos a causa del control presupuestario que la alta funcionaria dominaba por haber sido antes aprendiz que maestra. Y esto la obligó a mantener a raya a quienes suelen ser demasiado ligeros con el dinero de todos por bienintencionadas que sean sus propuestas.  

Anhelando y buscando un alto cargo internacional desde hace tiempo, las circunstancias han querido que la elección de Calviño coincida con el inicio de una legislatura difícil y bronca, desagradable para ella a pesar de haber empezado a soltarse con brío en las réplicas partidistas sin ser militante. Quizás por eso la pregunta acerca de quién la substituirá ha cobrado mayor interés que la valoración de la herencia dejada. Injusto.

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