Ajustar las palabras

El ‘golpe de Estado’ de Sánchez y el terrorismo de Guardiola

Si se hubiera salido al paso de la frivolidad con que se criminalizaba el ‘golpe de Estado’ de Octubre de 2017, ahora nadie en su sano juicio se atrevería a hablar de ‘dictadura’ o de ‘golpe de Estado’ a cuenta de la ley de amnistía

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15 de noviembre, la protesta contra la amnistía sigue en Ferraz

15 de noviembre, la protesta contra la amnistía sigue en Ferraz / José Luis Roca

Sergi Sol

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Lo ocurrido en Catalunya en Octubre de 2017 ha sido calificado en infinidad de ocasiones de ‘golpe de Estado’. Por el conjunto de la derecha, sí. Pero también por activa y por pasiva por una parte de la izquierda. No solo dinosaurios del PSOE como Alfonso Guerra, hoy ya ejerciendo con plenitud de acicate de la derecha contra la izquierda. Lo cierto es que en algunos momentos incluso Pedro Sánchez ha dado alas a lo del ‘golpe de Estado’ cuando, por ejemplo, hablaba de ‘rebelión’. Esta era también la tesis del fiscal Zaragoza en el Supremo, tesis que siguió defendiendo en artículos de prensa en ‘El País’ tras la condena por sedición. Lo que no es menor cuando se cuestiona una sentencia ya severa de por sí. Miquel Iceta contaba en privado para entonces, antes del juicio, que todo lo que superara los diez años «era un desastre». Finalmente, las condenas consumaron el desastre que advertía Iceta. Pero para Zaragoza era insuficiente. Marchena fue un blandengue demasiado indulgente cuando firmó una condena que sumaba 100 años. Luego, en su particular cruzada, el fiscal del Supremo siguió a lo suyo y no dudó en participar en actos de Vox en el Parlamento Europeo para dar cobertura a esa tesis que debería enervar a cualquier persona con apego por la memoria histórica. En particular para los que siguen buscando a sus abuelos o bisabuelos. Y pronto tatarabuelos porque pasan los años y pese a las leyes aprobadas se identifican cadáveres a cuentagotas. 

Ahora sí ha causado indignación en el Gobierno y el PSOE ha mostrado su repulsa por el uso frívolo del concepto ‘golpe de Estado’ contra el Gobierno de Pedro Sánchez. ¡Pues claro que lleva razón! Aunque a buenas horas. Ocurre que esto no sería posible si se hubiera salido al paso de la vejación que suponía tachar de ‘golpe de Estado’ lo acaecido en Catalunya en Octubre de 2017. Por mucha teoría que se elucubre, con toda la retórica patriótica y desgarradores golpes de pecho con proclamas lacónicas, comparar las urnas del 1 de Octubre con la rebelión militar de julio de 1936 es aberrante. Un bochorno sin mesura, acaso no para aquellos que siguen justificando veladamente la cruzada de los militares africanistas y todas las atrocidades que cometieron desde el primer día. Empezando por las ejecuciones sumarias en Melilla y por las matanzas en la Sevilla de Queipo de Llano. Pero sí para todos aquellos que son herederos de los que sucumbieron en aquella fatal Guerra Civil que liquidó la República.

Si se hubiera salido al paso de la frivolidad con que se criminalizaba el ‘golpe de Estado’ de Octubre de 2017, ahora nadie en su sano juicio se atrevería a hablar de ‘dictadura’ o de ‘golpe de Estado’ a cuenta de la ley de amnistía. Esto no entra en la categoría legítima de jalear unos hechos o rechazarlos de plano, va de mesura, de sensatez, de ecuanimidad, de ajustar las palabras a los hechos. E incluso de decencia para no arrastrarnos por el barro. Al final, somos los que sembramos. Luego que nadie se sorprenda que una muerte accidental se rescate para procesar por terrorismo a los de Tsunami. Puestos ya, no viene de una. Solo falta que vayan a por Guardiola por apología no del buen fútbol sino de terrorismo.

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