Mundos postapocalípticos
Ciencia o ficción: ¿'Apocalypse now'?
La ficción, sin duda, es una valiosa herramienta capaz de simular algunas de las catástrofes climáticas sobre las que teoriza la ciencia
Jordi Serrallonga
Arqueólogo, naturalista y explorador. Colaborador del Museu de Ciències Naturals de Barcelona.
Carl Sagan, Lynn Margulis o Ramon Margalef habrían bendecido las películas, novelas y cómics que, con el trasfondo del cambio climático global, hoy proliferan en cines, plataformas y librerías. Es cierto que, en lo referente a catástrofes climáticas, existen precedentes; es el caso del filme 'El Planeta de los Simios' (1968). Un mundo de primates devastado por la temida guerra nuclear que tanto preocupó a Sagan, y que tantos enemigos le reportó. Efectivamente, sea en relación con la amenaza de los misiles intercontinentales, a la pandemia del covid o al cambio climático, la ciencia siempre ha topado con los negacionistas; desde fundamentalistas religiosos, pasando por hordas desinformadas y élites interesadas, hasta una larga lista de líderes políticos. Por lo tanto, como científico, opino que siempre nos quedará el cine y la literatura para visibilizar un futuro apocalíptico más que probable. Y digo probable, pues no contamos con la bola de cristal. Ahora bien, siguiendo modelos tomados de la arqueología y la paleontología (extinciones biológicas, colapso de antiguas civilizaciones, ilógicas decisiones humanas...) es fácil inferir que, de no mostrar cartas en el asunto, la especie humana –no así la vida ni el planeta– tiene las décadas contadas. Y no es ciencia-ficción sino ciencia-real.
Entiendo que amigos historiadores sufran colapsos al leer o visionar errores de bulto en novelas y películas históricas. Siempre les digo que el «creador» o «creadora» pueden permitirse ciertas libertades. Spielberg no vistió con plumas a sus velociraptores, y sigue gustándome 'Jurassic Park' (1993). Lo mismo me ocurre con las películas, novelas y cómics sobre el cambio climático. Para la ciencia es difícil alcanzar la proyección de la industria literaria y, sobre todo, cinematográfica; por lo que es lícito aprovecharnos de sus relatos distópicos para hacer pedagogía entre la población.
Por ejemplo, de chaval, durante una sesión triple en el cine Victòria de L'Hospitalet, descubrí 'Naves misteriosas' (1972). Tras una hecatombe climática en la Tierra, un transporte viaja por el espacio con grandes invernaderos; las últimas plantas que la humanidad ha podido salvar. Además de los robots jardineros, me impactó el claro mensaje conservacionista. Nadie, salvo Félix Rodríguez de la Fuente, nos hablaba, en los 70, de la necesidad de preservar la naturaleza. Hoy, medio siglo después, en el 79 de calle de Tallers he comprado la edición bluray de 'Vesper' (2022). El medioambiente de nuestro planeta ha colapsado y Vesper, una niña 'biohacker', sobrevive en medio del caos postapocalíptico. Fue una de las películas que, el año pasado, me llevaron hasta el Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya; muchas de ellas, al igual que en la programación de 2023, con el cambio climático de fondo.
La fantasía, sin duda, es una valiosa herramienta capaz de simular algunas de las catástrofes climáticas sobre las que teoriza la ciencia. Hemos de rectificar para que, al despertar, la pesadilla se esfume.
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