Tablero catalán
Joan Tardà

Joan Tardà

Exdiputado de ERC.

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El president Aragonès se hace grande

Por mucha carrera ascendente y por muy buenas cartas de navegación que tenga, si no se logra el éxito de la investidura, le espera el acantilado

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Aragonès defiende la amnistía en el Senado

Aragonès defiende la amnistía en el Senado / DAVID CASTRO

Ignoro si Aragonès será el candidato republicano en las próximas elecciones. Ni él mismo debe de saberlo. Hoy, sin embargo, lidera un Ejecutivo exitoso, si tenemos en cuenta que nunca un Gobierno catalán había disfrutado de un apoyo tan reducido. No está mal, pues.

Efectivamente, ha sorteado las trampas de Junts y las renuencias del PSC. Los primeros, interesados en demostrar que la –según ellos– "rendición" republicana ante Madrid era sinónimo de incompetencia para gobernar. Los otros, empeñados en arraigar la idea de que el Govern existe por su magnánima respiración asistida y no por los méritos de Aragonès. Por el contrario, a medida que Junqueras iba asumiendo un indiscutible e imprescindible rol parecido al de Arzalluz en el PNV, Aragonès ha podido ir aterrizando en la concreción: qué se pretende llevar a cabo y cómo hacerlo.  

Ya hace tiempo afirmó que agotaría la legislatura. Si queréis derrotarme, vino a decir, tendréis que esperar a 2025, cuando hayamos terminado el trabajo. No lo tiene fácil. En estos últimos días se ha hecho patente cómo el PSC impedía la celebración de un debate sobre Rodalies por el interés partidista de apartar el conflicto de los telediarios y de los órdenes del día de las reuniones políticas y así allanar el camino hacia un traspaso descafeinado. Y con la colaboración de los 'juntaires', armados de un tacticismo que supedita las insoportables incidencias que sufren los usuarios al deseo de dificultar el liderazgo de la reivindicación por parte de Aragonès. Un patriotismo tan 'sui géneris' que tendría que enterrar cualquier tentación del 'president' de incorporarlos al Govern.

Hacerlo, además, supondría enfrentarse a un debate interno que todavía no se ha llevado a cabo en su partido sobre cuál deberá ser la política de alianzas para la próxima legislatura. Efectivamente, los documentos congresuales de Esquerra consagran la estrategia de un frente amplio para conseguir el ejercicio del derecho a decidir. Vía amplia entendida no como sinónimo de 'frente de izquierdas', ciertamente, pero tampoco como equivalente a 'frente nacionalista'.

Meritorio es también que, en un contexto en el que todavía prevalecen los atrincheramientos, Aragonès haya puesto sobre la mesa la propuesta del acuerdo de claridad que le abriera el camino a través de las conclusiones de un consejo académico plural, y que se decantara por una de las opciones (acordar con el Estado un referéndum, a la escocesa, sin unilateralismos). Y sobre todo, dejando claro que su opción era tan respetable como la que pueda proceder de la contraparte. En otras palabras, el tiempo dirá cuál será la solución definitiva.

Este es el camino. Construir una solución democrática desde el realismo político y desde el respeto a todo el mundo, por lo cual las fuerzas políticas catalanistas, soberanistas o no, cometerían un inmenso error si se abstuvieran de participar. ERC y PSC están obligados a aprender de los errores cometidos durante la tramitación de leyes en el periodo 2016-2017. Los socialistas negándose a estar presentes y los republicanos, ninguneando las consecuencias de la ausencia.

Con estos precedentes, se hace muy difícil de digerir que Salvador Illa responda a Aragonès que no cuente con ellos si se tiene que debatir la posibilidad de un referéndum de independencia acordado en la mesa de partidos. ¡Qué inmenso error! Un posicionamiento fuera de lugar, como imperdonable sería que Pere Aragonès anunciara que cuando el PSC presente una propuesta, se hará el sordo.  

Es un hecho que el president ha ido creciendo políticamente en medio de la tormenta política al haber planteado iniciativas desde la centralidad política (la intervención en el Senado lo hizo patente de manera fehaciente). Pero, por mucha carrera ascendente y por muy buenas cartas de navegación que tenga, si no se logra el éxito de la investidura, le espera el acantilado. ¡A todo el mundo!

Evitar la catástrofe exige vencer ciertas nomenclaturas sindicales, las mismas que en los inicios de la autonomía se resistieron a ser transferidas, y los lobis de los altos funcionarios que, de igual manera que en 2006 hicieron imposible el traspaso del aeropuerto del Prat, ahora pretenden hacer descarrilar un traspaso integral de Rodalies. Obliga a asumir que hay que priorizar la eficiencia de la ley de amnistía por encima de relatos encendidos y hace imprescindible evaluar como triunfo que Sánchez se desdiga de la afirmación de que la mesa de negociación estaba enterrada.

Y sobre todo, hay que enterrar los vetos cruzados entre PSC y ERC. Aragonès crece porque pretende dejarlos atrás. Le falta mucho todavía, seguro. Ahora es necesario, sin embargo, que Illa se ponga a ello. Es inevitable competir por quién llega antes a la meta, pero es más importante que el catalanismo "construya la solución".

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