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Polonia: más democracia y más Europa

La victoria del bloque opositor en las elecciones del domingo es una buena noticia para la UE

Los resultados en Polonia confirman la mayoría del bloque opositor, pese a ser el PiS la fuerza más votada

Donald Tusk

Donald Tusk / Europa Press/Contacto/Damian Burzykowski

En medio de las malas noticias en la escena exterior, el domingo se produjo una buena noticia para las democracias y para Europa: los electores polacos, con una participación récord de más del 74%, dieron la mayoría parlamentaria a las tres fuerzas de la oposición democrática y europeísta. Polonia, que fue pionera en la lucha contra los viejos regímenes comunistas, podrá así recobrar, en el plano interior, el maltrecho camino del Estado de derecho y, de puertas afuera, volver a ocupar un papel central en la Unión Europea (UE).

Con el escrutinio completado, los tres partidos de la oposición suman más del 53% de los votos frente a la derecha nacionalista y ultraconservadora de Ley y Justicia (PiS). El partido de Jaroslaw Kaczynski, en el poder desde hace ocho años, ha quedado primero (35,4%), por tercera vez consecutiva, pero con un resultado insuficiente para poder formar gobierno, incluso con el apoyo de una formación de extrema derecha (7%). En términos de escaños, la suma de la Plataforma Cívica (157), la Tercera Vía (65) y la Izquierda (26) representa 248 diputados, es decir, 17 por encima de la mayoría absoluta (231 escaños).

El proceso hacia la formación de un nuevo Gobierno puede alargarse varias semanas. El presidente polaco, Andzrej Duda, que debe su cargo al PiS, seguirá en su puesto hasta 2025 y puede entorpecer el escenario poselectoral, empezando por proponer a un candidato de Ley y Justicia -la lista más votada- el primer intento para formar gobierno, una maniobra abocada al fracaso, pero que retrasará la llegada al poder de la oposición. Es de esperar que se respeten las reglas de juego de las democracias parlamentarias a pesar de que el partido gobernante asegure que no descarta la posibilidad de formar una mayoría improbable con ofertas a partidos de la oposición que ya han sido rechazadas de plano.

En todo caso, la victoria de la oposición europeísta es una buena noticia para Polonia y para Europa. El líder del bloque opositor, Donald Tusk, en su calidad de exprimer ministro y expresidente del Consejo Europeo, se ha comprometido en la campaña a resituar a Polonia en la senda de una democracia sin bridas autoritarias y de Europa. En el plano de la UE, Viktor Orbán, primer ministro húngaro, quedará ahora más aislado, con el aval de su aliado Robert Fico en Eslovaquia. También es una buena noticia para Ucrania tras la crisis de los cereales.

Sin embargo, es en el plano interior donde el líder de la oposición a lo que amenazaba a convertirse en un régimen autoritario y de limitación de las libertades deberá desplegar todas sus habilidades políticas para gobernar al frente de una coalición heterogénea de tres partidos que comparten, ante todo, su rechazo al PiS. Deberá hacerlo teniendo en cuenta la polarización extrema de la sociedad polaca. Tusk, de entrada, tiene que restablecer las reglas del Estado de derecho, empezando por devolver la independencia al poder judicial, el paso previo para desbloquear los fondos europeos retenidos por Bruselas. No hay que olvidar que Ley y Justicia, el partido ultraconservador de Jaroslaw Kaczynski, ha anclado sus tentáculos en las estructuras del Estado durante ocho años, incluidos los medios públicos. Es el momento de probar que la democracia es capaz de hacer reversibles episodios iliberales como este, una vez los ciudadanos polacos han decidido en las urnas que su lugar en el mundo es Europa.