Control de precios
Jordi Alberich

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Economista

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La tortuosa inflación

Autoridades y agentes sociales deberán hilar fino para ajustar sus actuaciones sobre el terreno, ya que la lucha contra la inflación requiere de medidas coherentes y coordinadas

La subida de la luz y de las gasolinas dispara la inflación al 3,5% en septiembre

Lagarde mantiene que los tipos seguirán altos "tanto tiempo como sea necesario"

La subida de la luz y de las gasolinas dispara la inflación al 3,5% en septiembre

La subida de la luz y de las gasolinas dispara la inflación al 3,5% en septiembre

Este septiembre la inflación nos ha dado un nuevo susto, confirmando que recuperar la normalidad requerirá de tiempo, acierto y paciencia. Un tortuoso tránsito de idas y venidas que, ahora, ha llevado a un repunte de los precios por un alza de electricidad y carburantes, que puede permanecer unos meses.

Una mala noticia para las familias con hipotecas variables, al retrasar una posible rebaja del precio del dinero y, también, para las cuentas públicas, dado que deberán revalorizarse pensiones y salarios según el IPC. A su vez, el dato refuerza la continuidad de las ayudas directas, aquellas orientadas a familias y colectivos más golpeados por la subida de precios, lo que conlleva mayor presión sobre los delicados equilibrios macroeconómicos. La dificultad añadida reside en que este aumento del gasto deberá encajar con los previsibles ajustes presupuestarios impuestos por Bruselas, tras años de extraordinaria expansión del gasto público.

Estamos, pues, ante unos meses en que autoridades y agentes sociales deberán hilar muy fino para ir ajustando sus actuaciones sobre el terreno, en función de la evolución de los acontecimientos pues, como venimos comprobando, la lucha contra la inflación requiere de numerosas medidas, coherentes y coordinadas

Pero septiembre también nos trae una buena noticia: la disminución de la inflación subyacente, la que al no incorporar ni productos alimenticios ni combustibles, mejor señala la tendencia de fondo; y el dato del mes recién acabado confirma la pausada desaceleración de los precios. Por contra, cada vez son más las dudas acerca del sentido de una subida tan drástica y prolongada del precio del dinero por parte de Christine Lagarde y los suyos. Se han empeñado en aplicar un manual tradicional que solo el tiempo dirá si era el apropiado para un momento de una singularidad jamás conocida. La altivez y complacencia con que se expresan los banqueros centrales, y no pocos de los privados, no son garantía de que acierten. Pero ellos mandan.

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