A propósito de la 'superilla'
Mar Jiménez

Mar Jiménez

Economista y periodista

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Poesía en Milán, picaresca en Barcelona

Oponerse a la renaturalización de la ciudad no solo es mirar al pasado, es tratar de impedir que Barcelona pueda seguir siendo una de las grandes capitales de Europa

Consell de Cent entre Casanova y Bruc

Consell de Cent entre Casanova y Bruc / JORDI OTIX

Hace un año, salíamos con mi hija del hotel en el que nos alojábamos en Milán, al lado de los jardines Indro Montanelli, para dirigirnos a la Fondazione Prada, al sur de la capital. Me impactaron los carteles de Giorgia Meloni. Ante su pronta victoria, le expliqué a Ona la tradición antifascista de Italia. Ya en nuestra primera etapa italiana, en Roma, le había hablado de Giangiacomo Feltrinelli, el editor italiano que murió por la explosión de una bomba. "¿La quería desactivar?", preguntó Ona. "No, la estaba colocando", aclaré. Ona no entendía nada. Le hablé no solo del activismo político de Feltrinelli, sino de reconocidos empresarios como Olivetti, cuya fábrica en Ivrea fue un hito del humanismo industrial.

Volvamos al trayecto en metro a la Fondazione Prada, una de les más bellas galerías de arte contemporáneo de Europa, fruto de la pasión por la cultura de la empresaria de moda Miuccia Prada. Tomamos el metro en la estación Filippo Turatti, fundador del Partido Socialista Italiano. En el andén, Ona pregjuntó: "¿Prada también es comunista?". Me asombró y descolocó a partes iguales. No tenía ni idea. Poco después confirmé no solo su temprana militancia comunista sino su activismo feminista desde los años 70.

He recordado este episodio milanés después de que una jueza haya ordenado la reversión del eje verde de Consell de Cent, fruto de la querella presentada por Barcelona Oberta y Foment. Y no he podido lamentar más el abismo que separa a aquellos empresarios comprometidos con el propio país, con la propia ciudad de los que buscan el beneficio propio a toda costa, gastándose el dinero en querellas que buscan prolongar en el tiempo un modelo económico caduco, depredador y contrario a los intereses de la ciudadanía. Oponerse a las peatonalizaciones, a la renaturalización de la ciudad, no solo es mirar al pasado, sino que es tratar de impedir que Barcelona pueda seguir siendo una de las grandes capitales de Europa, admirada por su audacia, innovación y dinamismo.

Ciertamente no todos los empresarios son o han sido como los promotores de estas querellas. No puedo dejar de recordar a Leopoldo Rodés, sin cuya tenacidad y compromiso por Barcelona, no tendríamos el Macba. Su alianza con Pasqual Maragall nos cambió literalmente la vida a aquellas que vivíamos en el Raval. La transformación urbana de la mano de equipamientos culturales fue un antes y un después. ¡Cuánta falta hacen los Leopoldo Rodés en el empresariado barcelonés de hoy! Empresarios con visión a medio y largo plazo, que saben que si la ciudad avanza, ellos también avanzarán. Porque el éxito de una ciudad lo determina la visión y valentía de su Gobierno municipal, pero también la audacia y compromiso de su clase empresarial.

No quiero ser injusta. Los promotores de esta querella han hecho mucho ruido, pero no son mayoría. Hay un tejido industrial que ha entendido que el futuro pasa por su transformación para adaptarse al desafío climático. Hay empresas como Sorigué, que apoyan de forma decidida el arte. Está la Fundació la Caixa, que, con el CaixaResearch Institute, consolidará la capitalidad científica de Barcelona. Ejemplos hay, y habrá. Porque la tradición de éxito de Barcelona no es la de señores propios de una novela picaresca de 1600, sino de aquellos que aman la poesía del progreso y la vanguardia.