Fútbol y feminismo
Gemma Altell

Gemma Altell

Psicóloga social. Fundadora de G360.

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Mundial femenino: ¿quién se hace suya esta victoria?

El universo masculino del fútbol sigue, parece, impasible ante los avances de sus compañeras y, más impasibles aún, las instituciones deportivas que lo dirigen

RUBIALES

RUBIALES

Antes que nada, felicitar al equipo de mujeres jugadoras que ha ganado este mundial. También a toda su red afectiva que habrá acompañado y sostenido emocionalmente a estas jugadoras para llegar a hacerse visibles y triunfar en un entorno altamente machista, como el del fútbol. Es, sin duda, un avance para las mujeres en el mundo del fútbol y del deporte. Si es y será un avance más allá requiere una reflexión un poco más profunda, que me permitiré iniciar en este artículo.

Se ha escrito y se escribirá mucho sobre el beso no consentido por parte de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso. Pondremos sobre la mesa la ley del “si es sí” y hablaremos de violencia sexual. Todo ello acertado. Sin embargo, cabe preguntarnos, ¿qué hay detrás de este comportamiento patético, agresivo y -por cierto- nada espontáneo de Rubiales? Hay, nuevamente, la impunidad y el poder. Se oculta la industria del fútbol. 

El fútbol femenino ha ido creciendo y cogiendo fuerza en los últimos años. Ha costado esfuerzos ingentes, plantadas y reivindicaciones por parte de jugadoras profesionales y 'amateurs'. Esfuerzos para vencer las resistencias de un contexto, prácticamente en exclusividad, de hombres privilegiados que tenían/tienen en el fútbol un negocio. Ahora, después de todas las resistencias y “palos en las ruedas” que ha interpuesto este colectivo, con el fin de que las mujeres no participaran ni triunfaran en el mundo del fútbol, pretenden hacerse suya esta victoria y buscan su rédito en términos de prestigio, de negocio y… ¿por qué no? también de privilegio sexual en el acceso sin consentimiento al cuerpo de las mujeres.

Como ha dicho el gran periodista Santiago Segurola, las mujeres en el fútbol han conseguido hacer emerger algunas cuestiones como la diversidad sexual, por ejemplo, pero -también afirmaba- esta diversidad solo se ha evidenciado para las mujeres jugadoras. El universo masculino del fútbol sigue, parece, impasible ante los avances de sus compañeras y, más impasibles aún, las instituciones deportivas que lo dirigen. Parece como si, nuevamente, la transformación feminista se entendiera solo como un cambio que pretende que las mujeres tengan más 'espacios' en los 'lugares de les hombres'. Parece, sin ir más lejos, que tener en cuenta la maternidad en el fútbol, es un tema solo de los equipos femeninos. Nuevamente encapsulamos los avances en lo que entendemos como “universo femenino”. Esta es una revolución global. Estas campeonas no han ganado el mundial para gloria de instituciones futbolísticas que se permiten el lujo de estar dirigidas por hombres que no han sabido ni querido entender que el mundo ha cambiado. Las mujeres en el fútbol cambiarán el fútbol, todo. Ganando trofeos o luchando en el fútbol base. Pero no pueden hacerlo solas. Los jugadores deben despertar, reaccionar y desprenderse de su halo de héroes. El resto debemos entender el inicio del camino que puede constituir esta victoria.

Y ahora, hablando solo por mí. No me interesa el fútbol con fichas millonarias en un mundo tan desigual donde se acaban enriqueciendo solo a unos pocos. Aunque estos pocos acaben incluyendo mujeres y hombres. Un despropósito. Me queda, como siempre, la esperanza feminista para que el fútbol vuelva a ser un deporte que contribuye a una sociedad más igualitaria

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