Cónclave en Vilnius

Nueva cumbre histórica de la OTAN

Finalmente, la alianza ha sido conservadora y ha preferido no quedar atrapada en compromisos irreversibles hasta no ver el resultado de la guerra

Fotografía de familia de los mandatarios minutos antes del comienzo de la Cumbre de la OTAN 2022 en Madrid.

Fotografía de familia de los mandatarios minutos antes del comienzo de la Cumbre de la OTAN 2022 en Madrid. / José Luis Roca

Ruth Ferrero-Turrión

Ruth Ferrero-Turrión

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Este año, como el pasado, se celebra una nueva cumbre histórica de la OTAN desde su resurrección tras la invasión rusa de Ucrania de febrero de 2022. Y es histórica en tanto en cuanto continúa reforzando sus estructuras, sus presupuestos y sus objetivos estratégicos. Ahora, al igual que el año pasado en Madrid, el principal eje de debate es el vínculo que se establezca con Ucrania y su potencial incorporación a la organización. Sin olvidar el incremento del gasto en defensa y los compromisos adquiridos por parte de los estados miembros con el objetivo de aumentar.

Durante semanas, un reducido grupo de países ha estado trabajando frenéticamente para alcanzar un acuerdo en relación con la declaración sobre las garantías de seguridad que la OTAN podría ofrecer a Ucrania. Las posiciones se dividían en tres. La liderada por Alemania y EEUU, que ofrecía una perspectiva atlántica sin mayor concreción. La que apostaba por una hoja de ruta más concreta en la que se situaban Reino Unido y Francia. Y por último, la de los Bálticos y Polonia que querían a toda costa una adhesión exprés con el fin de comenzar a aplicar el artículo 5 del tratado. El discurso de Zelenski ha sido muy ilustrativo en ese sentido en sus apelaciones a la guerra de invierno, al mayo de Praga o a Budapest 56.

Finalmente, tal y como plantea el borrador de conclusiones de la cumbre, la OTAN ha sido conservadora y ha preferido no quedar atrapada en compromisos irreversibles hasta no ver el resultado de la guerra. Por tanto, la incorporación de Ucrania queda fuera de la mesa de negociación. En estas cuestiones, la posición de Washington es la que siempre marca la pauta. Pero, en todo caso, Ucrania consigue la retirada del plan de acción de membresía, lo que reduce los plazos de adhesión, la creación de un Consejo OTAN-Ucrania, y se lleva el compromiso político del mantenimiento de la ayuda.

Noticia estrella de la cumbre

Sin embargo, si bien no habrá adhesión ucraniana, parece que Suecia no correrá la misma suerte. La noticia del levantamiento del veto turco ha sido, sin duda, la noticia estrella de la cumbre. Algo que, por supuesto, Erdogan no ha hecho de manera altruista, sino por razones muy pragmáticas, tales como el desbloqueo alcanzado con Washington para poder modernizar su flota de F16 y, especialmente, la luz verde para poder comprar nuevos aparatos, al tiempo que firmaba un pacto bilateral de seguridad con Suecia y consigue la creación de un coordinador especial de antiterrorismo en el marco OTAN. 

Así, con estos movimientos, la OTAN consigue, en palabras de Biden, mejorar la defensa de la disuasión en la región euroatlántica, siempre guardándose un as en la manga, como es la potencial utilización de la membresía de Ucrania como moneda de cambio en función del desarrollo de la guerra. Es decir, la organización se refuerza en número de miembros, de socios y de presupuesto, además de cubrirse las espaldas en relación con Ucrania. Pero, sobre todo, se prepara con la vista puesta ya en otros horizontes y objetivos que, por supuesto, no son los europeos.

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