Derechos

Las palabras de Errejón sobre la prostitución

De sus palabras se deduce que el abolicionismo, que no es prohibicionista, no escucha a las mujeres

El líder de Más País, Íñigo Errejón, interviene durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 21 de febrero de 2023, en Madrid (España).

El líder de Más País, Íñigo Errejón, interviene durante una sesión plenaria, en el Congreso de los Diputados, a 21 de febrero de 2023, en Madrid (España). / A. Pérez Meca - Europa Press

Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El líder de Más País y candidato al Congreso por Sumar, Íñigo Errejón, respondió en la 'SER' que hay que garantizar “los derechos de las mujeres que se prostituyen. Me da mucho miedo cuando entramos en debates que hablan sobre los sujetos sin preguntarle a ellos”. 

En primer lugar, el sujeto mayoritario son ellas, mujeres y niñas. Y, además, no se prostituyen, las prostituyen quienes pagan y someten. Esto va más allá de ellas, es un sistema. Conocemos la postura regulacionista de Más Madrid, en este y otros asuntos feministas. Lo que da miedo es una izquierda que sabe de derechos de los trabajadores, pero que cuando llega a la mujer propone ideas liberales, renegando de la memoria feminista. Las palabras de Errejón encajan en el mismo programa de Ciudadanos o en Olona. 

Saben que el regulacionismo solo ha traído más trata, más explotación, abusos y redes criminales con las puertas abiertas. Eso no es dar derechos a ellas, es dar derechos a proxenetas y puteros para hacer más negocio. Lo que da miedo es que Más Madrid sea el partido que expuso la salud mental, cuando la prostitución genera más estrés postraumático que una guerra (Farley, 2003). En 'Feminicidio' tienen la lista de prostitutas asesinadas, las que se suicidan y las que alivian su dolor con drogas y alcohol hasta que las aniquilan. 

Da miedo legitimar una prostitución que va en contra de la libertad sexual, el consentimiento y el deseo sexual. Da miedo que no se conozca qué es el consentimiento viciado (Protocolo de Palermo). Por su regla de tres, seguro que en un taller clandestino hay trabajadores que quieren seguir y seguro que una maltratada o acosada podrá decir que quiere seguir con su pareja o jefe. Sin entender que ya está anulada como persona por la violencia que sufre. Ya dijo el Tribunal Supremo que "la esclavitud del siglo XXI está en los clubes de alterne" y de la imposibilidad de las víctimas (las verdaderas) para hablar, como reconoció Fiscalía en 2017. 

De sus palabras se deduce que el abolicionismo, que no es prohibicionista, no escucha a las mujeres. Cuando justo ha escuchado a todas, incluso las que hablan en nombre de quienes sostienen el negocio. El abolicionismo es el primero que nunca dejará a las mujeres a su suerte, y pide retirar la ley de Extranjería y crear salidas reales. Da miedo una izquierda que se centre solo en una minoría y no escuche a las que han sobrevivido: a Amelia Tiganus, Vanessa Silva o Sindy Takanashi, porque no hace falta ser inmigrante para caer en las redes del negocio más sucio y criminal. Lo que da miedo es regular porque con ello nos exponen a todas.

Permitir la prostitución anula el feminismo, pues rompe la base de la igualdad. También de los derechos laborales, donde ni el acoso ni la violencia están permitidas. La prostitución no es un trabajo. Porque pueden servir o café o dar un masaje a su padre o a su madre, pero ¿pueden tener sexo con ellos? Si quieren garantizar, garanticen una vida digna. Que estamos ya muy aprendidas, perdiendo el tiempo y dejando solas a ellas.

Suscríbete para seguir leyendo