APUNTE

El estoicismo de los culés por Jordi Puntí

Esperando a un Busquets

Messi, entre la realidad y el deseo

La telepatía de Jordi Alba

Oriol Romeu.

Oriol Romeu. / EP

Jordi Puntí

Jordi Puntí

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El pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla. La frase es tan famosa y se ha atribuido a tanta gente —de Cicerón a Napoleón, de Churchill a Santayana— que bien podría ser una de esas genialidades que soltaba Johan Cruyff hablando del Barça. Lo digo porque el otro día, guardando papeles, di con un artículo que publiqué en estas páginas en 2017 y me sentí en el día de la marmota. Se titulaba "Otro Xavi, por favor" y comentaba el vacío dejado por el ahora entrenador cuando se fue a jugar a Catar.

Tras haber apostado sin éxito por futbolistas que podían ser vagamente un recambio —de Rafinha a André Gomes—, ese verano los rumores apuntaban a dos nombres: el italiano Verratti y Jean Seri, mediocentro del Niza que prometía mucho (pero quedó en nada). Al final tampoco fueron al Barça y la falta de sustituto acabó liquidando el debate: Xavi era insustituible.

La historia se repite

Ahora la historia se repite con Busquets, pero con más urgencias y menos dinero. Se empezó hablando de Zubimendi, luego fue el turno de Kimmich, Amrabat tuvo sus diez minutos, pasamos a Brozovic, luego vino Parejo y ahora estamos con Oriol Romeu, que parece ser el candidato con más números y más ganas.

La elección tiene su qué: como tantos otros nombres del pasado, presente y futuro, Romeu creció en las categorías inferiores del Barça oyendo que era el nuevo Busquets, pero habrá hecho falta un exilio de 11 temporadas para que alguien llegue a la conclusión de que sí, es el recambio. 

Los que han seguido a Oriol Romeu estos años, o escucharon la entrevista que le hicieron en La Sotana cuando aun estaba en el Southampton, saben que es un culé con las ideas claras sobre el estilo de juego del Barça. Es una buena apuesta. Además le gusta leer, ha publicado un libro —La temporada de mi vida— y en su web recomienda la lectura de varios títulos.

Entre ellos está El pequeño libro del estoicismo, cuyo subtítulo parece una definición de lo que debe ser un mediocentro estilo Barça: “sabiduría, resiliencia, confianza y calma”. Alguien debería regalárselo al joven Nico.

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