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La marcha de Messi a Miami: entre la realidad y el deseo

Messi, en un partido con el Paris SG.

Messi, en un partido con el Paris SG. / Reuters

Jordi Puntí

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Pues sí, parece que Messi ha elegido al Inter de Miami. O más bien se ha visto obligado a elegirlo. La realidad se ha impuesto al deseo, tanto el suyo como de los aficionados que, con mayor o menor convicción, queríamos que volviera. De todas las opciones, la del Barça era la más literaria y la de Miami la más realista.

Hace tiempo que los sueños del Barça chocan contra los tecnicismos del fair play financiero, y aunque la Liga ha dado el visto bueno al plan de viabilidad, ahora mismo el fichaje de Messi significaba vender la piel del oso antes de cazarlo. Para que él pudiera entrar tenían que salir varios jugadores, operación compleja, y cabe suponer que los Messi no quieren ni imaginarse una pesadilla lacrimógena como la de hace dos años, con el Barça sin poder inscribirlo a última hora.

Guión abierto

Después de París, la opción del Inter Miami era la más realista, por fútbol, dinero y familia. Quizás debamos interpretar sus ganas de volver al Barça, manifestadas en los últimos días, como un intento de dejar la puerta abierta —la puerta de los sentimientos—. Sin embargo, visto fríamente, el guión de su futuro no puede estar mejor escrito y aún permite un final feliz. Damos por sentado que Messi ficha por el Inter Miami con el horizonte de una temporada y media.

El campeonato americano va de enero a diciembre. Así, si se incorpora en agosto, este año jugaría la segunda parte de la Liga y después una temporada entera, la del 2024. En medio está la Copa América, que se celebrará precisamente en Estados Unidos, momento ideal para despedirse de la selección argentina.

Este guión, como decía, deja espacio para las especulaciones sobre un regreso al Barça. Aplazando ahora el fichaje, Messi se ahorra el exilio de Montjuïc. Se ahorra también la posible decepción de una sanción europea de la UEFA, aun no descartada. En cambio, en enero del 2025, con 37 años, no puede excluirse un retorno simbólico. Quién sabe si incluso coincidiendo con la inauguración del nuevo Camp Nou. Ésta podría ser su realidad, ahora falta ver cuál será la del Barça dentro de dos años, menos previsible, más excitante.

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