Estrategia electoral
Carles Francino

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Periodista

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Que te vote Chanquete

La ocurrencia de plantar a Borja Sémper en una playa artificial ya forma parte de la lista de episodios cutres para reforzar la idea de que nos toman por imbéciles

Chanquete

Chanquete

Me costaría concretar en qué momento se decidió proscribir la espontaneidad del debate político. Vivimos en el imperio del argumentario. Y la desconexión de la calle, el retiro espiritual en burbujas donde nadie te lleva la contraria va camino de convertirse en una epidemia. Yo imagino que pesa más el miedo a meter la pata que el riesgo de hacer el ridículo; pero las mentes brillantes que compiten por ser las más originales del barrio, creo que deberían darle una vuelta. Porque los dos últimos casos me parecen de aurora boreal.

Por un lado, Pedro Sánchez 'entrevistando' a los ministros de su Gobierno; a los del PSOE, claro, cuando lo que hubiera molado es un experimento así con Irene Montero, por ejemplo. Pero no. El improvisado escenario es la propia sede del partido, en Ferraz, con 'claque' incorporada y una escenografía más bien austera. ¿De verdad esto funciona?

Claro que el PP, también en esto, les ha superado. La ocurrencia de plantar al pobre Borja Sémper en una playa artificial, descalzo, rodeado de sombrillas con el lema 'Verano azul', ya forma parte de la lista de episodios cutres para reforzar la idea de que nos toman por imbéciles. Todo por el 'clickbait'.

No es solo que a la familia de Mercero le haya sentado a cuerno quemado esta infantil apropiación; es que lo dejaron a huevo para que el personal sacase a pasear su ingenio. Y como contraste al publicitado 'Que te vote Txapote', poco tardó en circular por las redes el previsible 'Que te vote Chanquete'. Aunque no creo que los populares paguen ni la milésima parte de la erosión que ha supuesto para los socialistas una frase que recuerda de manera tan rotunda –y tramposa– sus acuerdos con Bildu.

Y mientras, los nuevos bárbaros del siglo XXI siguen con su cruzada contra la igualdad, el feminismo, el aborto, los derechos LGTBI, la inmigración o el cambio climático. Los bárbaros del poema de Kavafis, la coartada para no hacer nada, acabaron no llegando nunca, pero a estos ya los tenemos dentro, en las instituciones. El 23-J nos jugamos frenarles o que sigan avanzando.

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