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Siempre nos quedará Serrat

El 'president' Aragonès entregó uno de los Premis Nacionals de Cultura de 2022 al cantautor "por sus canciones en catalán y en castellano"

Joan Manuel Serrat, el pasado diciembre en su gira de despedida, en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

Joan Manuel Serrat, el pasado diciembre en su gira de despedida, en el Palau Sant Jordi de Barcelona. / FERRAN SENDRA

Joan Tapia

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"Hace más de 50 años que escribo canciones porque, al escribirlas y cantarlas, saco afuera sentimientos y sensaciones que me hierven dentro. Escribir canciones es transformar los sueños en pequeñas realidades imprescindibles para entender mi tiempo, lo que pasa, lo que quiero. Las canciones a veces nos aprietan, nos golpean, pero sin las canciones ni podríamos vivir”. Son palabras de Joan Manuel Serrat al recibir el pasado viernes del 'president' Pere Aragonès uno de los Premis Nacionals de Cultura de 2022 tras haberse retirado hace poco de los escenarios.

Dicen que el premio es "por haberse convertido en una de las figuras más destacadas de la canción moderna en catalán y en castellano con su música que bebe de géneros diversos como la canción francesa, el folclore catalán, la copla andaluza, el tango argentino y el bolero". 

Vale, pero desde que le escuché en 1967 en el 'hall' de la Facultad de Derecho (la de Diagonal) cantar su famoso 'Ara que tinc 20 anys', un grito contra un régimen político-cultural que no se desatascaba, hasta que quedé impresionado por la gran popularidad de sus versiones de Antonio Machado, Serrat siempre ha sido un referente cultural y humano de optimismo y esperanza. Sin excentricidades y con el gran plus de su catalanidad, españolidad y universalidad.

Serrat ha vivido el gran cambio desde aquellos tiempos oscuros pero esperanzados del tardofranquismo. Ahora conducimos en curvas peligrosas. Que la comprensión lectora de los niños catalanes de 10 años sea inferior a la media de la OCDE y de la española, y esté solo por encima de Melilla, es algo incomprensible en un país que durante años estuvo a la cabeza de la renovación pedagógica. Algo falla. ¿Solo algo? 

Al igual que después de tantos años de libertades hayamos asistido a una campaña municipal –y podamos temer otra de las generales– en las que parece que las dos Españas vuelven a ser inconciliables. Como en tiempos de Machado.

El Premi Nacional a Serrat tonifica. Siempre puedes escoger un cedé y escucharlo.

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