Cifras de ventas de libros

La hora de la verdad, quizá

La herramienta LibriRed permitirá que el autor conozca las ventas de sus títulos, pero el libro más comprado no es a la fuerza el más leído

Estands de libros en el pasado Sant Jordi, en Barcelona.

Estands de libros en el pasado Sant Jordi, en Barcelona. / MANU MITRU

Jordi Puntí

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En su novela 'La información', Martin Amis narraba de forma magistral la relación entre dos escritores, amigos de juventud, que de adultos se distanciaban por culpa del éxito y el fracaso. Mientras uno tenía el reconocimiento crítico pero pocas ventas, el otro había pasado años inédito y, de repente, le había tocado la lotería de los lectores con un libro asequible, previsible y comercial —según el amigo fracasado, claro—. Martin Amis sabía por experiencia que, entre los escritores, las intrigas de la vanidad se nutren de suposiciones. Una parte de estas habladurías proviene de la ecuación entre respuesta del público y valoración crítica, de cómo se justifican la envidia o el desprecio. Asimismo, sabemos que un lugar de honor en las listas de los más vendidos no siempre refleja un peso cultural.

El abuso del 10%

La decisión de LibriRed de permitir que el autor conozca las ventas de sus libros llenará, en parte, ese vacío que instigaba tantos prejuicios. Será un paso adelante en la claridad y a lo mejor también ayudará a visualizar el abuso de que el autor solo gane un 10% del precio de venta del libro. Habrá que ver, por otra parte, hasta qué punto se respeta el carácter confidencial, o si las cifras —aunque sean parciales— sirven para avivar aún más el carácter de competición en campañas como Sant Jordi o la Setmana de Llibre.

Lo que no se resolverá, en todo caso, es ese equívoco que suele provocar confusión: el libro más comprado no es a la fuerza el más leído, y el libro más leído tampoco significa el mejor leído. Todo son gustos y la objetividad de los números quizá haga aún más evidente que la elección de un libro es lo más subjetivo del mundo, y solo el paso del tiempo acaba cribando entre calidad y cantidad. Hay otro tipo de clasificación que es más inofensiva y a la vez ayuda a perfilar la foto de un país lector que está bien vivo: el 'ranking' de los libros prestados en las bibliotecas. Qué sensación tan gratificante es buscar un título en la web de bibliotecas y ver que hay un montón de personas que lo están leyendo a la vez.

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