Inclusión
Conxita Folguera / Miquel Àngel Pellicena

Conxita Folguera / Miquel Àngel Pellicena

Conxita Folguera es profesora del departamento de Dirección de Personas y Organización de Esade (URL) y Miquel Àngel Pellicena es profesor de la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y del Deporte Blanquerna (URL).

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Trabajo con apoyo: el desconocimiento y la persistencia

Las empresas que emplean a personas con discapacidad intelectual tienen la oportunidad de incrementar su capital social y alinear sus políticas con valores y principios éticos

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En Catalunya, solo 1 de cada 5 personas con discapacidad intelectual (DI) activas tienen trabajo, según el 'Informe de la situación de las personas con DI en Catalunya' (DINCAT, 2022) y, en su inmensa mayoría, trabajan en centros especiales de trabajo. En este mismo informe, se dice que, a pesar de las bonificaciones de la administración, las empresas del mercado ordinario de trabajo que contratan personas con DI, son muy pocas.

El acceso minoritario de las personas con DI al trabajo competitivo contraviene lo que establece la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) el 13 de diciembre de 2006 y ratificada por el estado español en 2007, cuando reconoce el derecho de las personas con discapacidad “a tener la oportunidad de ganarse la vida mediante un trabajo libremente elegido o aceptado en un mercado y un entorno laborales que sean abiertos, inclusivos y accesibles a las personas con discapacidad” (arte. 27).

Diferentes motivos se han apuntado para explicar esta baja incorporación en entornos de trabajo normalizados. Entre ellos, los más significativos apuntan al miedo y el desconocimiento que existe en el mundo empresarial en relación a la contratación de personas con discapacidad intelectual. Probablemente prevalece una visión centrada en sus limitaciones y posibles problemas de relación, y se asume que afectarían negativamente a la calidad de su trabajo y también a la de la unidad donde trabajan. En cambio, seguramente no se consideran suficientemente sus posibilidades y aportaciones a los objetivos de la empresa.

El trabajo con apoyo, como modalidad de trabajo, tiene como finalidad la inclusión de personas con especiales dificultades en entornos de trabajo normalizados. Desarrollado en los años 80 y 90 en los Estados Unidos, y con un arraigo en Catalunya de más de 30 años, el trabajo con apoyo proporciona a las personas con especiales dificultades las herramientas y apoyos que necesitan para su incorporación en entornos laborales normalizados. Las entidades que trabajan con esta metodología llevan a cabo acciones de formación y preparación laboral previas a la incorporación, ayudan las empresas a definir y adecuar el puesto de trabajo, y ofrecen apoyo continuado tanto a las personas que se han incorporado, como las empresas que las han contratado. 

En este proceso de apoyo y acompañamiento, desarrollan un rol clave las figuras de la preparadora o preparador laboral, por parte de la entidad de apoyo, y un compañero o compañera de trabajo, que se convierte en el referente y apoyo natural en la empresa, especialmente durante los primeros meses.

Entornos laborales normalizados

La Associació Catalana de Treball amb Suport (Actas) agrupa entidades de Catalunya y de Andorra que trabajan utilizando esta metodología. Actualmente, hacen el seguimiento de aproximadamente 1100 personas incorporadas en entornos laborales normalizados. Para dar a conocer y promover su tarea, organizan varias iniciativas dirigidas a preparadoras y preparadores laborales y también a las empresas interesadas.

Las entidades y las empresas que han optado por esta vía asumen nuevos retos que se suman a los habituales: poderse financiar para lograr sus objetivos; pero tienen también la oportunidad de incrementar el capital social de la empresa y alinear sus políticas con valores y principios éticos. La experiencia, hasta ahora, nos ha mostrado tanto los buenos resultados conseguidos para las personas con DI y para las empresas, como la necesidad de continuar “persistiendo” para conseguir que aquello que la Convención de las Naciones Unidas establece sea una realidad.