Tamames, Vox y la seguridad

La extrema derecha presentó este martes en el Congreso su cara amable, Ramón Tamames, economista de prestigio, autor de una Estructura económica de España que ha formado a casi todas las élites del país. La cara oscura es su trabajo soterrado en los barrios, donde aprovecha cualquier oportunidad para manipular los datos y los sentimientos generando malestar y todo tipo de fobias. En este segundo aspecto libra una batalla a cara de perro en el área metropolitana de Barcelona en torno a la seguridad como ha explicado nuestro responsable de este área, Manuel Arenas. El equipo de local acaba de publicar una serie de contenidos que no se deberían perder a partir de los datos de la encuesta de victimización del Institut d'Estudis Regionals i Metropolitans de Barcelona. En primer lugar explican que los vecinos de Badalona y l'Hospitalet son los que mayor sensación de inseguridad tienen, por encima del centro de Barcelona, mientras que Cornellà, Sant Boi y Sant Cugat son las poblaciones con mayor sensación de seguridad. Una percepción que no siempre se corresponde con la criminalidad, que en Sant Cugat ha crecido más que en l'Hospitalet. Aquí el retrato robot de las víctimas de la violencia en el área metropolitana. 

Cierta izquierda ha dejado de lado demasiadas veces el tema de la seguridad. O negándolo o lanzando una serie de propuestas buenistas más o menos bienintencionadas que no solucionan en el corto plazo los problemas o las percepciones de la gente. La inseguridad, como la inflación, son artefactos que sirven a la extrema derecha para ganar votos simultáneamente entre los más opulentos y los más vulnerables de la sociedad. Unos tienen mucho que perder y los otros no tienen con qué defenderse si no lo hace la policía, uno de los servicios públicos esenciales que demasiadas veces olvidamos de reseñar. Es obvio que la criminalidad no se soluciona solo con más policía y que la educación o los servicios sociales son tan o más importantes. Es obvio que la justicia no solo debe ser punitiva sino también restaurativa. Pero antes que nada, el primer golpe lo tiene que parar la policía dirigida por los políticos y no por los funcionarios.

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