En el club de la moción

Uno de los debates durante estos días de moción de censura se ha centrado en si era lícita la acción de Vox en el Congreso o si, de lo contrario, buscaba solo distorsionar las siempre sanas intenciones constructivas de la Constitución al censurar a un Gobierno.

El artículo 113 de la Carta Magna, en su punto 1, asegura que “el Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura” y en el punto 2 describe que la moción “deberá ser propuesta al menos por la décima parte de los diputados”. La acción se adapta a los dos puntos. Por lo tanto, no existe ninguneo ni mala praxis.

Superado este debate, que se ha convertido en mantra estos días, el interés se sitúa en el efecto que pudiera tener la acción de Santiago Abascal, vía Ramón Tamames. ¿Qué ha ganado Abascal? ¿Qué pierde Pedro Sánchez? ¿Ha fracasado Vox en su intentona de blanqueo? ¿El presidente Sánchez ha sacado partido? ¿Y Yolanda Díaz? 

De entrada, tomarse a cachondeo esta moción era un error. Las reglas del juego son las que son y desde ese punto de vista Vox no lo ha jugado mal. El discurso de Ramón Tamames fue un diagnóstico general que podrían haber firmado de forma parcial muchos, sobre todo de la derecha, restituyendo la cara de Tamames por otra. 

Toda la ideología que pudo presentar fue a través de cuestiones concretas que evitaban mostrar mensajes políticos. Por eso fue un mero diagnóstico sin propuestas de solución. 

La cuestión es si el contenido de la moción es la propuesta electoral de Vox. Y no parece. Por ello, la operación Tamames es claramente una acción de blanqueo, liderada por el listísimo Sánchez Dragó, al estilo de su ‘Gárgoris y Habidis’, a la que ha jugado el profesor de economía con un último ‘show’ parlamentario.

Puestos a dar medallas, estas serían concedidas a Tamames que, aunque cansando, pareciera levitar, y a Yolanda Díaz, con la suerte de presentar su partido el mismo día que la extrema derecha mostró sus vergüenzas en el Congreso.  

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