Masculinidades diversas
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Desmontando al macho alfa

El machismo también causa sufriemiento a los hombres. Encontrar otros modos de habitar la masculinidad es un objetivo que beneficia al conjunto de la sociedad.

nuevas masculinidades

nuevas masculinidades / ZOWY VOETEN

El científico especializado en lobos, David Mech, acuñó el término macho alfa para señalar el animal que se imponía al resto a través de la fuerza. En su libro 'Los lobos de la Isla Royale', publicado en 1966, describía a unos ejemplares que conseguían imponerse al resto peleando y venciéndolos. Años después, Mech se dio cuenta de su error. En su primera investigación solo había estudiado animales en cautividad, individuos sin ningún parentesco que eran obligados a convivir en condiciones adversas. Cuando pudo seguir a animales libres, comprobó que las manadas eran familias con una pareja de progenitores que dirigían las actividades del grupo. No existía el macho agresivo en permanente competición con otros machos. Aunque el científico lleva décadas tratando de derribar su propia teoría, no solo el mito permanece, sino que es utilizado como puntal de un supuesto orden natural de las relaciones en las que el hombre basa su dominio en la imposición de la fuerza.

El nacimiento y permanencia del mito ilustra muy bien el entramado del patriarcado, el sistema social, político, institucional y/o religioso de dominación masculina. Un relato que dedica un papel de sumisión a la mujer y un rol de agresividad competitiva para el hombre, siempre seguro, siempre valiente y siempre reacio a mostrar las emociones. Que el error de Mech naciera al estudiar ejemplares en cautividad, añade simbolismo al mito. El machismo no solo sojuzga a las mujeres, sino que trata de imponer unos cánones que provocan sufrimiento, falta de autoestima y mermas emocionales a los hombres. Un cautiverio para todos.

Encontrar otros modos de habitar la masculinidad es un objetivo que beneficia al conjunto de la sociedad. Combate los cimientos de la violencia machista, impulsa la igualdad, libera a hombres y mujeres del yugo del machismo y ayuda a cimentar relaciones en el respeto mutuo y no en la sumisión ni la toxicidad. 

Desde instituciones políticas, sociales y educativas se está abordando esta transformación. Talleres, charlas y otras iniciativas ofrecen a los hombres información para vivir su masculinidad de un modo más saludable y herramientas emocionales para adaptarse a esos cambios. También desde la cultura se está abordando el tema de mil y un modos. Desde la denuncia de los abusos cometidos hasta la desorientación que sufren algunos hombres. No siempre es fácil reconocerse como beneficiario de unos privilegios que se daban por naturales (el macho alfa) ni, menos aún, renunciar a ellos. 

Estamos ante un cambio de paradigma y, como toda evolución, no siempre es fácil de comprender ni de aceptar. A menudo, las iniciativas que se desarrollan para abordarlo son recibidas con burlas o reticencias. Pero basta con reflexionar sobre nuestro entorno para reconocer la necesidad de la transformación. Muy evidente en los casos de violencia ejercidos sobre mujeres, pero también sobre personas del colectivo LGTBI o en la memoria de tantos hombres que sufrieron en su infancia la acometida de padres dominantes.

En realidad, no está ocurriendo nada estrictamente nuevo. Pero sí es un modo de nombrar, normalizar y convertir en estructural algo que hace décadas muchos hombres están realizando por su cuenta: tratar de desarraigar el machismo heredado y romper con los estereotipos tradicionales. Hombres que, por ejemplo, quieren vivir plenamente la paternidad y expresar sin lastres su cariño y emociones. Por el camino, quizá se perderán algunos privilegios, pero se ganará mucho más: una sociedad más igualitaria y feliz.