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Machirulos en deconstrucción

Tan injusto es discriminar a las mujeres como creer que toda masculinidad es tóxica y demoníaca

Fernando Gil, Fele Martínez, Raúl Tejón y Gorka Otxoa, en 'Machos alfa'

Fernando Gil, Fele Martínez, Raúl Tejón y Gorka Otxoa, en 'Machos alfa' / NETFLIX / MANUEL FIESTAS

Gemma Martínez

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«Ahora mismo, si tienes polla eres un demonio». La frase es de Pedro, protagonista de la serie Machos Alfa, que es despedido como director de programas de una cadena de televisión para ser sustituido por una mujer, Cristina. Pedro, cuarentón como los otros tres protagonistas, se siente perdido en la nueva era del empoderamiento femenino y lucha por adaptarse en esta comedia de Netflix.

Los cuatro reconocen a regañadientes, unos más que otros, que son machistas y se apuntan a un curso para deshacerse de los roles de la masculinidad tóxica y transitar a un nuevo concepto de lo que significa ser hombre. “Sois machirulos en deconstrucción», les explica el profesor interpretado por Santi Millán.

La obra de Alberto y Laura Caballero, los creadores de 'La que se avecina' y 'El pueblo', es un divertimento para pasar el rato y sacarte alguna carcajada, sin más, pero sirve para reflexionar y abrir debates, como esperan los propios responsables.

Los cuatro protagonistas se comportan -con matices- como machos alfa, dominantes en sus relaciones, en su trabajo y en su vida. Ambiciosos y competitivos, se 'enchufan' con la admiración, la adoración y la envidia del resto. Sus mujeres casi han de estar a su servicio y puede que sean discriminadas. Alguna de sus actitudes son un ejemplo cristalino del machismo más rancio, que no desglosaré por no revelar detalles de la trama, igual que sus palabras, en ocasiones, lejos de hacer gracia son insultantes.

Nadie puede dudar de que algunos de los aspectos de la masculinidad tóxica que tan bien retrata la serie están instaurados en la sociedad actual, igual que existen mujeres que viven cómodas bajo las reglas del patriarcado y también las hay que tienen comportamientos típicos del machista. 

Visibilizar y combatir estos comportamientos machistas es imprescindible, porque la igualdad de la mujer no es negociable, del mismo modo que es fundamental trabajar la prevención a través de la educación. Pero hay que hacerlo bien para evitar el efecto rebote. Tan injusto es discriminar al 50% de la población, las mujeres, como atacar por igual al otro 50%, los hombres, y creer que toda masculinidad es tóxica o demoníaca. 

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