La campaña militar (81) | Artículo de Jesús A. Núñez Villaverde

Guerra en Ucrania, ¿quién aguantará más?

Rusia está desarrollando una estrategia de aplastamiento que, aunque le está suponiendo un coste significativo, busca llevar a Ucrania a la rendición

Soldados ucranianos con la brigada número 43 de artillería pesada lanzan un proyectil durante un intenso bombardeo en la línea de frente en Bakhmut, Ucrania

Soldados ucranianos con la brigada número 43 de artillería pesada lanzan un proyectil durante un intenso bombardeo en la línea de frente en Bakhmut, Ucrania / CLODAGH KILCOYNE / REUTERS

Jesús A. Núñez Villaverde

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Al analizar una guerra solemos fijarnos especialmente en determinadas batallas que terminan fijadas en la memoria durante años. Así sucede ahora, en el caso de la que sufre Ucrania, con la batalla de Bajmut, como antes ocurrió con la de Azovstal (Mariúpol). Pero más allá de su trágico resplandor, y sobre todo cuando se trata de guerras que se prolongan en el tiempo, no suelen ser esos hitos puntuales los que determinan finalmente la victoria o la derrota.

Cuando, como es el caso ahora en Ucrania, la situación en el campo de batalla indica que ninguno de los bandos está en condiciones de imponerse dando un golpe definitivo, pero ambos están firmemente empeñados en lograr sus objetivos, son factores más estructurales los que realmente cuentan. Partiendo de esa máxima no puede caber ninguna duda de que Kiev, empeñado en una guerra existencial, va a emplear todos los medios a su alcance para lograr expulsar a los rusos de su territorio. Para ello parte de un PIB que ha sufrido una caída del 30,4% desde los 170.000 millones de euros contabilizados a finales de 2021. Su población (46 millones de personas) también ha caído sustancialmente como efecto de la guerra, con alrededor de 7 millones de refugiados y otros tantos desplazados forzosos. A eso se suma que su margen de movilización para la guerra está tocando límites, con casi un millón de personas en armas. Por último, su base industrial y su potencia militar sobre el terreno también están siendo ya explotadas al máximo.

Por su parte, Rusia cuenta con un PIB de unos 1,4 billones de euros, con una caída en torno al 3,5% en 2022, y una población que ronda los 145 millones de personas, lo que le da un amplio margen para seguir engrosando unas fuerzas armadas que superan el millón de efectivos. A pesar de todas sus deficiencias y carencias, no cabe olvidar tampoco que su base industrial de defensa sitúa a Rusia como el segundo mayor exportador de armas del planeta. En otras palabras, y contando con que Putin no parece dispuesto a dar marcha atrás en su aventura militarista, Moscú tiene un mayor margen de maniobra para aumentar la apuesta. En todo caso, tras el fiasco de su primera embestida, necesita tiempo para volver a la carga, tanto completando la instrucción de los alrededor de 300.000 movilizados desde el pasado octubre, como reprogramando sus prioridades presupuestarias para potenciar la producción de sus empresas de defensa.

A primera vista, ese mínimo repaso determina que la prolongación de la guerra favorece a Moscú. Con esa idea en mente, Rusia está desarrollando una estrategia de aplastamiento que, aunque le está suponiendo un coste significativo, busca llevar a Ucrania a la rendición al no poder hacer frente al alto nivel de destrucción tanto de personas, como de material militar y de infraestructuras esenciales que está sufriendo. Lo único que puede desbaratar ese cálculo es que los países que apoyan a Kiev pongan en manos ucranianas dinero y armas suficientes para, como mínimo, hacer dudar a Moscú. Los países bálticos y Polonia son los que parecen más convencidos de mantener ese respaldo, mientras Estados Unidos sigue marcando el paso a otros como Reino Unido y Francia. Pero, ¿están también es esa misma línea los republicanos estadounidenses que ahora dominan el Congreso? ¿Y Alemania, haciendo lo menos posible y lo más tarde posible?

Por cierto, el anuncio de Putin para un cese al fuego de 36 horas es una propuesta-trampa que solo busca culpar a Kiev de cualquier disparo que se produzca.

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