Permitido soñar

Ha bastado un partido, (y qué partido) para saber que el seleccionador no iba de farol cuando avisaba de que este equipo va en serio, que saben lo que hacen, que han venido a Catar a por todas y que no se van a conformar con un resultado corto para amarrar el partido.

El 7-0 ha cerrado los mini debates que se cernían sobre algunas decisiones del seleccionador. Por ejemplo que cómo se dejaba en España a los máximos goleadores del campeonato local. Pues 7 goles como 7 soles para empezar.

Que cómo se dejaba a Sergio Ramos en casa teniendo unos centrales tan blanditos como los que trae. Y vuelve a colocar a Rodri junto a Laporte consolidando el centro de la defensa.

Qué decir de Gavi, ese crío que ganó el MVP del partido siendo el jugador más joven en debutar en un Mundial con España, que cuando Laporte recibió una tarascada de Waston, se recorrió el campo para afear su conducta al jugador de Costa Rica, como si llevase 100 partidos con la selección. Menudo carácter y qué personalidad para un chaval de 18 años. Ese que era una “frivolidad del seleccionador”.

En la concentración de España todo son sonrisas pero no hay hueco para la autocomplacencia. Hablando con los futbolistas, llama la atención que todos ponen el acento en el seleccionador y en la ayuda que cada uno individualmente recibe del asturiano.

Me lo contaba Unai Simón en una entrevista para Movistar +. “Me sorprendió mucho cuando me llamó la primera vez. Me hizo ver cosas de mi que ni yo mismo sabía que tenía”. Y así o parecido todos los que desfilan ante la prensa. Asensio parece otro  “estoy muy cómodo con lo que me pide Luis Enrique, estoy feliz, con mucha ilusión, por lo que he pasado y por cómo es este grupo”.

Esto último es el quid de la cuestión. Ver a España en el estadio Al Thumama fue como ver a un grupo de chavales haciendo un rondo infinito con destino a puerta. Vendrán curvas y malos momentos. Alemania, exigida como está, será otro tipo de rival. Pero lo importante es lo que uno propone, y eso, con este grupo de chavales hambrientos y talentosos, guiados por Lucho, con la confianza y  seguridad en sí mismos que tienen, nos permite soñar. Que no es poco.

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