Nuestro mundo es el mundo | Artículo de Joan Tapia

La encuesta del CEO | Contar con Illa

Según el barómetro de la Generalitat, Aragonès supera sin daños la ruptura del Govern y Junts acelera su caída

Leonard Beard

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Joan Tapia

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La última encuesta del CEO de la Generalitat confirma y amplía la tendencia que ya señalaba la de EL PERIÓDICO del 16 de octubre. El PSC en primera posición; ERC, estable, en segunda, y JxCat acentúa su descenso. Pasados ya más días de la ruptura del Govern entre ERC y Junts, la encuesta indica que electoralmente ERC no ha sufrido ningún daño, ya que obtendría entre 30 y 36 escaños (ahora tiene 33), mientras que Junts bajaría a 19-24 frente a los actuales 32. El partido de Junqueras podría perder un máximo de tres escaños, mientras que los de Borràs, Turull o Puigdemont (quién sabe quién) bajarían un mínimo de ocho y un máximo de 13.

Además, Junqueras y Aragonès, con notas de 4,9 y de 4, son los líderes más valorados, mientras que Puigdemont y Borràs se quedan en 3,8, por debajo de Salvador Illa (4,3) y Miquel Iceta (4). Así, pese a los que aseguraban que Aragonès se había equivocado al no asistir a la manifestación del 11-S y que las acusaciones al Govern de frenar la independencia le pasarían factura, las encuestas (EL PERIÓDICO y el CEO) indican que la formación muy perjudicada por la ruptura es JxCat.

Y la radicalización de JxCat (derrota de los ‘consellers’ moderados frente a Borràs y Puigdemont y el estruendoso silencio de Jordi Turull) le está perjudicando. Si el 42% de los catalanes apuesta por la independencia, solo el 11% quiere una separación unilateral, mientras que entre los futuros votantes de Junts el porcentaje sube al 43%, por encima incluso del 41% de la CUP. Junts está así alejándose peligrosamente no ya de la centralidad catalana, sino incluso de la independentista.

Más allá del soberanismo, el vencedor de la encuesta es el PSC de Salvador Illa, que no solo incrementa su ventaja sobre los republicanos, sino que también ganaría las legislativas españolas que las últimas veces habían ganado Tardà y Rufián. Es notable, porque el PSC siempre iba bien cuando el PSOE subía en España y ahora sigue al alza pese a que Sánchez pierde fuerza.

Pero la gran ventaja de Illa es que la ruptura del bloque independentista aumenta automáticamente su fuerza estratégica. Ahora, con 33 diputados sobre 135, es casi imposible que Aragonès puede aprobar los presupuestos de 2023, o gobernar sin acumular vergonzosas derrotas parlamentarias, sin algún tipo de entente con el PSC. De la misma forma que una moción de censura no puede prosperar, salvo que el PSC y Junts presentaran un candidato común (Torra lo quiere, pero solo para convocar elecciones), ERC no tendrá una mayoría medianamente estable sin Illa.

Con el viento a favor en España, el PP resucita en Catalunya, se convierte en la cuarta fuerza y pasa de sus tres escaños actuales a un mínimo de 11

Pero la entente entre ERC y el PSC tampoco será fácil. Ambos se consolidan como los dos grandes partidos catalanes en lo que quizá recuerde el muy imperfecto bipartidismo CiU-PSC de la larga etapa de Pujol. Y ahora, como entonces, las relaciones serán tensas porque los dos compiten por ser el partido dominante y ERC puede optar, como Pujol, por buscar acuerdos puntuales con el PSOE que coarten al PSC. Y el PSC no puede defraudar a su electorado actual (y potencial) contemporizando con discursos de Marta Rovira.

Y vienen las elecciones municipales de mayo, una gran batalla. Ambos partidos quieren ganar en Catalunya y Jaume Collboni y Ernest Maragall sueñan con conquistar (o reconquistar) la alcaldía de Barcelona, que Colau no tiene fácil retener.

El CEO también confirma que el PP está de vuelta. Cuando Feijóo ha relevado a Pablo Casado y las expectativas del PP suben (ahí están los resultados andaluces y las encuestas), la derecha catalana reticente al catalanismo (desde Vidal-Quadras y Sánchez-Camacho hasta Josep Piqué) vuelve donde estaba y donde apoyó, cuando fue necesario, a Jordi Pujol. E incluso al primer Artur Mas. La atracción de C´s se ha esfumado, hasta el punto que el CEO le sitúa fuera del Parlament, y Vox parece en retroceso tanto por la resurrección del PP como por la escisión de Macarena Olona, que era su musa invencible.

La consecuencia es que el PP saltaría de sus tres diputados actuales a 11 o 16 pasando por delante de Vox, la CUP y los comunes. Y eso pese a que todavía no tienen ni un líder ni un candidato claro para las próximas catalanas. Solo una seguridad, no contarán con Cayetana. No es poco.

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