Décima avenida

Crisis política en el Reino Unido: La primera ministra lechuga

El 'streaming' del 'Daily Star' encapsulaba en una imagen fija en Youtube la sinrazón de la política británica, el absurdo en el que se ha sumido el país y la vacuidad del discurso público

daily

daily

Joan Cañete Bayle

Joan Cañete Bayle

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La imagen de una lechuga con una peluca y unos ojos a lo señora Potato iluminó el jueves por la noche la fachada del palacio de Westminster en Londres. Pocos titulares más bizarros que este pueden encontrarse en la crónica política, pero el caso es que la vida hace tiempo que dejó de imitar a la ficción simplemente porque la realidad se ha salido de madre. Si Winston Churchill levantara la cabeza, se encontraría a un Reino Unido fuera de la UE, al hijo de Isabel II como Rey y al Partido Conservador convertido en un hazmerreír colectivo. Y a una lechuga como el mejor resumen de cómo es la política en el Reino Unido posbrexit. 

Vivimos tiempos en que el legendario Waldo de 'Black Mirror' se nos antoja vintage. Años de banalización del discurso público y político (la victoria de la irracionalidad de la que Al Gore advertía al giro del siglo) unido a las redes sociales y la pérdida de preeminencia del sistema tradicional de medios de comunicación (qué es causa y consecuencia en el fondo es irrelevante, son fenómenos que se retroalimentan entre sí) ha abierto la puerta a un populismo grosero, que en cada país adopta su propio rostro, o más de uno: Donald Trump, Boris Johnson, Silvio Berlusconi... Hay muchos (demasiados) ejemplos de políticos-bufones que no solo mienten, sino que insultan a la inteligencia, humillan la razón y fían su suerte al pensamiento mágico y al desparpajo de la ignorancia sin complejos. Eso sí, espectáculo, dan un montón. 

Liz Truss, la primera ministra más breve de la historia del Reino Unido, la política derrotada por una lechuga con una peluca, es de las primeras que paga un alto precio por un estilo de hacer política (sin complejos, lo llaman en según qué lares) del que no es ni mucho menos la única representante. No es Truss la única que gobierna de forma descerebrada (sube el gasto y baja impuestos); ni la única que tortura y retuerce la verdad; ni la primera que protagoniza giros marxistas a lo Groucho: 180 grados, cambio de sentido, si no te gustan mis principios, tengo otros). Sí es de las primeras en pagar por ello. Tal vez porque ciertas élites en el Reino Unido le han visto las orejas al lobo después de haberlo alimentado durante décadas o quizá porque el calibre del desastre de esos de no creérsleo.

Sátira periodística

Puede que sin saberlo y posiblemente sin ni siquiera pretenderlo, el 'Daily Star' haya protagonizado un ejercicio de primer orden de sátira periodística. ‘Nuevas narrativas’ es uno de los mantras favoritos del periodismo de hoy. Buscamos los periodistas formas nuevas de plasmar nuestro trabajo, ya que tenemos la convicción de que entre redes sociales y servicios de mensajería, entre TikTok, memes y tuits, las formas clásicas de presentar las noticias (la pirámide invertida, los boletines de noticias, la crónica, los reportajes) son artefactos viejunos, pasados de moda, generacionalmente condenados a la obsolescencia por unas generaciones que ya divisan los 30 acostumbradas a los clicks cortos, a los textos que se cuentan en caracteres y no en palabras y a los vídeos con filtros. 

La lechuga del 'Daily Star' es un ejercicio de nuevas narrativas que sigue la tradición humorística británica, un ramalazo surrealista con ecos de los Monty Python y una crítica mordaz al poder. Encapsulaba en una imagen fija en Youtube la sinrazón de la política británica, el absurdo en el que se ha sumido el país, la vacuidad de un discurso público en que mantenerse en el poder es la única razón de ser de los diferentes actores. Además, la parodia de la lechuga ha sido una moción a la totalidad a la banalización del discurso público (de la que el 'Daily Star' no es inocente) que ha llevado al Reino Unido al pozo en el que está: como el Waldo de 'Black Mirror,' si los tories convocaran mañana elecciones y presentaran a la lechuga como candidata a Downing Street, aún ganarían. Al fin y al cabo, Boris arrasó y el brexit se consumó. Run, Mrs. Lettuce, run, ¿qué es lo peor que puede ocurrir? ¿Que suma el país en el caos? 

El Reino Unido nos ha enviado un mensaje, otro más, a quien quiera escucharlo: quien siembra populismo, demagogia, sectarismo y banalización, recoge lechugas. 

Suscríbete para seguir leyendo