Ágora | Por Xavier Matilla Ayala

La nueva puerta de Sants

Se han acabado los parches, las actuaciones parciales y aisladas que resolvían requerimientos técnicos de la estación pero se olvidaban y despreciaban las necesidades de la ciudad

estación sants

estación sants / Adif

Xavier Matilla

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Hay proyectos que permiten visualizar un nuevo momento para las ciudades. Es el caso del proyecto para la nueva estación de Sants en Barcelona presentado recientemente. No se trata solo del proyecto arquitectónico de una estación, sino del proyecto urbano para un ámbito que va más allá del propio edificio y que permite hacer ciudad según las directrices de un nuevo modelo urbano que apuesta por el fomento del transporte público, la naturalización de la ciudad y las relaciones de proximidad.

En este caso se trata de un ámbito que ha acumulado en el tiempo un conjunto de despropósitos y dejadez y que ha acontecido un verdadero no-lugar, sin ningún tipo de urbanidad, desagradable, impropio de una ciudad. Una discontinuidad urbana que ha hecho de barrera, separando barrios y personas.

El nuevo proyecto de RCR arquitectos+Sener+Fehcor, impulsado y coordinado conjuntamente por Adif y el Ayuntamiento de Barcelona, aporta por fin una idea urbana para la estación de Sants. Un proyecto global que ordena no solo la propia estación sino el ámbito que le da sentido y que la pone en continuidad física y funcional con los barrios del entorno y el conjunto de la ciudad. Se han acabado los parches, las actuaciones parciales y aisladas que resolvían requerimientos técnicos de la estación pero se olvidaban y despreciaban las necesidades de la ciudad y, lo que es peor, el confort de viajeros y vecinos y vecinas. Un proyecto que ha sido posible gracias a un proceso de participación que ha permitido recoger e integrar necesidades y sensibilidades de personas y colectivos varios implicados al hacer de este un mejor espacio para Barcelona.

El nuevo proyecto reordena la movilidad del entorno, haciéndola más eficiente y ocupando menos espacio. Se prioriza el transporte público y las bicicletas reduciendo el espacio para vehículos a un único vial al sur de la estación. En el norte aparece un nuevo carril bici que dará acceso a un nuevo gran aparcamiento por bicicletas; y un nuevo gran parque arbolado en continuidad con los ejes verdes que llegan desde el Eixample y que tendrán continuidad hacia Sants. La estación deja de ser una rotonda para vehículos para convertirse en un conjunto de espacios públicos continuos, confortables y muy conectados con los itinerarios de peatones y bicicletas de la ciudad.

Mención especial para la plaza de los Països Catalans. El proyecto restituye el proyecto original de los arquitectos Viaplana y Piñón, recuperando todos sus elementos que hoy en día toman un nuevo sentido. Y lo que es tanto o más importante, se amplía la plaza incorporando superficie en su perímetro para conectarla mejor y para crear nuevos espacios con vegetación y árboles (la actual plaza está situada sobre la losa de hormigón de la estación y no permite ningún tipo de plantación), áreas de estancia y juego infantil pensadas para el uso cotidiano, que permitirán la reapropiación ciudadana. Un nuevo espacio público que concilia sus dos principales funciones: una, como vestíbulo urbano de la estación, la otra como espacio ciudadano, pensado como espacio compartido para todo el mundo. Una nueva plaza para llegar o despedirse de Barcelona, pero también para pasear, contemplar o jugar.

La estación se concibe como un nuevo espacio público abierto en la ciudad. Incorpora dos nuevos accesos a las fachadas norte y sur que conjuntamente con los actuales configuraran dos calles interiores que permitirán acceder y cruzar la estación en todos los sentidos y aumentar su transparencia y permeabilidad a todas sus fachadas. Se construirá un nuevo vestíbulo-intercambiador con el metro (uno de los otros actuales puntos indecentes) y se desdoblarán los vestíbulos ferroviarios en dos niveles por incrementarla dimensión y la calidad de los espacios para los pasajeros. Se espera que la estación de Sants incremente el número de pasajeros de los actuales 46 millones a los 58 en 2030. Un verdadero 'hub' de movilidad sostenible, conectando tren, metro y bici.

Un proyecto que piensa en el futuro y que permite actuar en el presente. Una nueva gran puerta de Barcelona que recupera la calidad arquitectónica de las estaciones (todavía nos maravillamos cuando volvemos a visitar la estación de Francia) como espacios emblemáticos y referenciales en la ciudad. Un espacio en el que la experiencia tanto del pasajero como del ciudadano sea memorable.