Artículo de Joan Guix

Alerta: peligro de recentralización de la sanidad catalana

Mejorar la coordinación entre los servicios sanitarios autonómicos y centrales siempre es conveniente, menos cuando, en realidad, existe un fondo de voluntad uniformista

El hospital Vall d’Hebrón durante la pandemia.

El hospital Vall d’Hebrón durante la pandemia. / FERRAN NADEU

Joan Guix

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Dejémoslo claro de entrada: el Estatuto de Autonomía de Catalunya dice que las competencias en salud corresponden exclusivamente a la Generalitat, tanto en la organización como en la gestión de los servicios sanitarios. Y se ha hecho, a pesar de las limitaciones. Sin embargo, a menudo se nos reclama una mayor coordinación con la Administración central del Estado para lograr, dicen, una mayor efectividad y eficiencia en el seno del Sistema Nacional de Salud.

'Coordinar' significa combinar armónicamente, con acuerdo y buena correspondencia, para lograr una acción común. Ciertamente, mejorar la coordinación siempre es conveniente, menos cuando, bajo este epígrafe, en realidad, existe un fondo de voluntad uniformista. El hecho es que algunos pueden tener la sensación de que se ha ido demasiado lejos con lo de las competencias autonómicas y de que es necesario que el Estado, en este caso el Ministerio de Sanidad, un ente en realidad vacío de contenido, recupere competencias. Llamémoslo recentralizar.

Una forma de recentralizar es hacerlo sin contemplaciones. Despojar directa y abiertamente de competencias a las comunidades autónomas. Un ejemplo fue la aplicación del artículo 155. Ya sabemos de qué va. Por otra parte, lo cierto es que algunas comunidades autónomas expresan abiertamente su interés en devolver las competencias que, con la abolición del Insalud, tuvieron que asumir, en muchos casos, contra su voluntad. También una financiación insuficiente es una buena herramienta para controlar las competencias, especialmente en salud. Y siempre queda el Tribunal Constitucional. También sabemos de qué va.

Otra forma, más sutil, consiste en disponer directa o indirectamente controles o mecanismos que establecen planificaciones, estrategias, centros de referencia, sistemas de información o redes, limitando, en la práctica, la capacidad organizativa de las comunidades autónomas. Ya lo dijo Romanones: "Hagan ustedes las leyes, que yo haré los reglamentos".

Ahora nos encontramos con que en 2021, el Gobierno central elaboró un Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), para la modernización de la economía española y la recuperación tras los efectos económicos del covid-19. Se abordan diversos temas de política sanitaria en el campo de la atención primaria, la salud pública, los medicamentos o la cohesión y la equidad del sistema sanitario. Una característica común a estos contenidos es el planteamiento de planes y marcos estratégicos o la creación de redes, centros de referencia o la creación de nuevos entes que agrupen agencias y servicios autonómicos ya existentes, así como marcos comunes. Coordinación, lo llaman. Este plan comienza ya a hacerse realidad. El Gobierno ha propuesto un anteproyecto de ley por el que se modifican varias normas para consolidar la equidad, universalidad y cohesión del Sistema Nacional de Salud (SNS).

El modelo sanitario catalán se caracteriza por una forma mixta de provisión, con la posible participación de entes públicos y privados. Este modelo, que ya tiene más de 30 años, ha sido reconocido como un ejemplo de éxito. Este anteproyecto de Ley establece la uniformización de la gestión sanitaria, que debe ser exclusivamente pública, dejando la participación privada o de otras formas públicas, como los consorcios o entes locales u otras formas de propiedad sin ánimo de lucro, tan solo como opciones excepcionales, y dependerá del Consejo Interterritorial del SNS considerar si las demás formas de gestión son aceptables o no. Catalunya y el resto de comunidades autónomas pierden, en la práctica, su capacidad de decisión sobre el modelo sanitario a aplicar en nuestro país. El debate público-privado no viene ahora al caso. Debe ser nuestra decisión. El debate real está entre coordinación o recentralización.

En la misma línea, durante el último debate del estado de la nación el presidente Sánchez anunció la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública. Más de lo mismo. En Catalunya disponemos de una magnífica Agència de Salut Pública que durante la pandemia ha demostrado un buen funcionamiento. Lo que necesitamos es reforzarla, y no que la engulla una agencia estatal. Nuevamente, ¿coordinación o recentralización?

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