APUNTE

Dembélé y el díficil derecho al olvido

Ousmane Dembélé

Ousmane Dembélé / DAN HIMBRECHTS | EFE

Sònia Gelmà

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El Barça está a punto de firmar un extremo ambidiestro de 25 años. Un francés que tiene margen de mejora, sobre todo de cara a portería, pero también mucho potencial. Pocos jugadores tienen su desequilibrio. Ha dejado atrás un calvario de lesiones y veremos si con continuidad y un buen entrenador es capaz de marcar las diferencias de manera regular. Llega libre y con una ficha más de promesa emergente que de crack absolutamente consolidado. Quizás habrá que vigilar sus impuntualidades y sus hábitos alimenticios, por lo demás, buen fichaje. 

Amnesia colectiva. Este sería un escenario ideal para que Dembelé pudiera por fin deshacerse de la pesada mochila que arrastra y remontar su carrera en el Barça. Pero desgraciadamente, el aficionado azulgrana ya tiene ubicado al díscolo francés. En su mayor parte ya le había condenado antes de llegar al mercado de fichajes del invierno pasado, pero por si hubiera algún despistado, su agente –bajo la complicidad silenciosa del jugador y la colaboración del club-- se encargó de reventar su imagen durante meses. La afición lo tiene enfilado y se ensañará con cada error del francés, que los habrá, porque si algo nos ha enseñado hasta ahora son sus imperfecciones, tanto dentro como fuera del campo. 

Empezar de cero

Su figura necesita empezar de cero y eso es lo que hubiera encontrado en un nuevo club, si su agente no hubiera pecado de avaricioso. Pero va a seguir en Barcelona y me temo que, por mucho que lo pida, no le van a activar un derecho al olvido para que pueda borrar de forma definitiva su pasado. Dembelé seguirá y con él, el debate en bucle. Carguen pilas para recuperar eternas discusiones sobre si entiende o no el fútbol –por lo visto está rodeado de máquinas tácticas.

La ocasión merece un respiro. Váyanse a la playa, o a la montaña. Descansen, bailen, rían, celebren y desconecten. En septiembre volvemos al lío, que ya intuyó que tendrá como argumento estelar de sus detractores que ésta será su sexta temporada en el Barça. Sean felices, quizás ésta realmente sea la vencida. Quizá lo sea.

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