La campaña militar (45) | Artículo de Jesús A. Núñez Villaverde

Ucrania ya es candidata a la UE, ¿y?

Von der Leyen vestida con los colores de la bandera de Ucrania.

Von der Leyen vestida con los colores de la bandera de Ucrania. / AFP

Jesús A. Núñez Villaverde

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A la espera del formalismo del aval del Consejo Europeo de la próxima semana, Ucrania, junto con Moldavia, ya es un país candidato a la Unión Europea. Así lo ha confirmado la presidenta de la Comisión Europea con un mensaje que, por un lado, ha resaltado el valor de la defensa ucraniana contra Rusia en la defensa de los valores y principios que definen a los Veintisiete y, por otro, también le ha recordado que quedan por aprobar significativas asignaturas pendientes para lograr el objetivo final de la integración, con especial énfasis en la necesidad de consolidar el Estado de Derecho, reformar el poder judicial y aumentar las medidas anticorrupción.

Es, por supuesto, un espaldarazo a los sueños europeístas de buena parte de los 44 millones de ucranianos, sin olvidar que otros tienen a Moscú como referencia principal, aunque los errores de Vladímir Putin están provocando una clara disminución de ese colectivo. También es un claro estímulo político, que da más sentido a la agenda que llevó a Volodímir Zelenski a la presidencia en 2019, contando con que ya desde 2014 se han ido adoptando medidas legales que se alinean con las exigencias que establece Bruselas para formar parte del club, hasta el punto de que se estima que ya ha implementado aproximadamente el 70 % de las reglas, normas y directrices de la UE.

Pero, sin restarle un ápice de importancia al paso que esto supone, surge de inmediato la cuestión de hasta qué punto esa decisión sirve para ganar la guerra en la que Kiev está sumida. Lo más relevante en esa línea es de orden psicológico, puesto que ese reconocimiento significa una inyección de refuerzo moral a una sociedad que se enfrenta a una guerra existencial y que ahora siente que es aceptada plenamente en la familia comunitaria. Una familia que se ha significado claramente en contra de Rusia, no solamente aplicando las sanciones más duras que nunca haya aprobado en su historia contra otro país, sino también dedicando (por primera vez desde su creación en 2021) unos 2.000 millones de euros del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz a la ayuda militar a Kiev.

Proceso de 10 años

En todo caso, siendo realistas y echando mano de la experiencia acumulada en las ocho ampliaciones realizadas hasta hoy, cabe recordar que el proceso de integración suele superar los diez años y Ucrania no va a ser una excepción. Por otro lado, en la lista de espera ya hay al menos otros siete países -Montenegro, Serbia, Turquía, Macedonia del Norte, Albania, Bosnia y Herzegovina y Kosovo-, y no cabe suponer que ninguno de ellos vaya a aceptar fácilmente que un recién llegado vaya a adelantarles; lo que plantea o bien crear un agravio comparativo o bien aprobar una muy improbable ampliación masiva. Por último, en materia de seguridad y defensa ninguno de los candidatos está amparado por el artículo 42.7 del Tratado de la Unión Europea- que establece que, ante una agresión armada a uno de los Estados miembros en su territorio, “el resto de Estados tienen la obligación de ayudar y asistir a través de todos los medios a su alcance”.

Todo ello significa en la práctica que el mero hecho de convertirse en candidato no añade por sí mismo nada sustancial a la capacidad de defensa de Kiev. Sin tener ese estatus ya lleva meses recibiendo apoyo político, económico y militar. Y ahora con él no hay nada concreto u obligatorio que fuerce a los Veintisiete a ir más allá de lo que quieran decidir voluntariamente. En otras palabras, Ucrania está dónde ya estaba en su enfrentamiento militar con Rusia.

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