Pros y contras | Artículo de Emma Riverola

Celofán para la precariedad

Se apuntan como tendencia adquirir ropa de segunda mano o aprovechar la comida excedente de restaurantes. Y es positivo si es adoptado desde una conciencia ecológica y solidaria, no tanto si la necesidad es el único motor para su adopción

Alquiler

Alquiler / economia

Emma Riverola

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Se vende como “intercambio de experiencias, laborales y vitales”. Se utilizan expresiones como “forma de vida revolucionaria”, espacio para “crear sinergias’, “aprovechamiento vital” … Pero, limpiándolo de poesía, el ‘coliving’ no deja de ser el compartir piso de siempre. La opción cuando, simplemente, no se puede asumir un alquiler en soledad. También se apuntan como tendencia adquirir ropa de segunda mano o aprovechar la comida excedente de restaurantes. Y todas esas propuestas son positivas si son adoptadas desde una conciencia ecológica y solidaria o como una forma transitoria de vida, no tanto si la necesidad es el único motor para su adopción. 

La insatisfacción es evidente. Buena parte de los problemas de salud mental de los jóvenes están vinculados a la precariedad. La inestabilidad, la sensación de vivir sobre el alambre, el temor a no poder construir un futuro sólido… Adornar el problema con papel de celofán solo oculta la inquietud. La impotencia sigue ahí, multiplicada por el engaño. Y no deja de ser material explosivo. Ante cada nueva propuesta solo cabe dilucidar si es solución o el parche de un problema. Que el embellecimiento del marketing no oculte que estamos hablando de miseria.  

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