La hoguera | Artículo de Juan Soto Ivars

La comisaria Palma (juego de palabras)

La ejemplaridad de un policía fuera de servicio debe reducirse a los actos, no a las palabras

Estíbaliz Palma, durante una entrevista con Faro de Vigo.

Estíbaliz Palma, durante una entrevista con Faro de Vigo.

Juan Soto Ivars

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A Estíbaliz Palma Varona, la primera mujer comisaria de Pontevedra, se la ha cargado el Ministerio de Interior de manera fulminante por “pérdida de confianza” justo cuando iba a ascender en el escalafón. Se dirá que ha sido por unos comentarios, pero la causa es una noticia de eldiario.es. Allí se relata, en tono de máxima importancia, que en una cena de homenaje entre compañeros para Ángel Hernández, antidisturbios jubilado por las heridas sufridas en los altercados de la sentencia del ‘procés’ de 2019, la señora Palma tomó la palabra y dijo unas cuantas cosas polémicas.

La que eligen para titular en el diario.es es especialmente jugosa: “Ya les gustaría a algunas que las violara un antidisturbios”. Venía después de “hubo 48 horas en que parecía que la Policía Nacional se había transformado y, de repente, violaba, maltrataba y no sé qué cuántas cosas hacía más”, lo que cambia un poco el sentido. También se refirió elogiosamente a la ciudad de Pozuelo como “zona nacional” y se chufló del lenguaje inclusivo y esas cosas con esta otra chanza: “Hay un dicho que dice que detrás de un gran hombre hay una buena mujer. Y dentro de poco será detrás de una buena mujer hay un buen hombre. O bien otra mujer, o un fluido”. Se oía de fondo “¡elles, elles!”

Aquí la comisaria Palma se dio cuenta de que uno la estaba grabando y dijo, “¡eh, corta eso!”, momento en que supongo que vio pasar su currículum por delante de los ojos. El hecho de que no se supiera grabada implica pensar que aquellos comentarios volaban en ‘petit comité’, es decir, en un ambiente de libertad y camaradería, informal, que es cuando solemos soltar esas burradas que no diríamos en otros contextos, y que no quisiéramos que acabasen de titular sensacionalista en los periódicos.

Se podrá decir (y se ha estado diciendo) que la autoridad debe ser ejemplar y que esto justifica el cese, pero la ejemplaridad de un policía fuera de servicio debe reducirse a los actos, no a las palabras. Es decir: un comisario no puede ir por ahí robando o pegando palizas de paisano, pero que hable como Torrente en un contexto informal no mancilla su ejemplaridad: la mancilla el chivatazo. Para que mí que la noticia real no se cuenta: quién lo grabó, quién lo filtró y con qué objetivo. ¿Alguien le disputaba el ascenso? ¿Se había ganado enemigos? ¿Quién ha decidido destruirla y por qué? Pero estas cosas, claro, suenan menos inmorales que tres comentarios.

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