Ágora

Reflexiones sobre los precios energéticos y el gas natural

Europa está obligada a diversificar su dependencia energética para reducir su riesgo estratégico

gas natural licuado crisis en ucrania

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Ana Garcia Molina

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La mesa redonda ‘Los precios energéticos y el gas natural’ del 9º Congreso de Energía de Catalunya celebrado recientemente coincidió justo cuando estallaba de madrugada el conflicto entre Ucrania y Rusia.

En la coyuntura mundial del gas, Europa consume el 14% del gas natural, y respecto al comercio del gas, importa el 45%. Antes de que estallara el conflicto, los precios del gas ya habían mantenido una trayectoria alcista durante 2021, tanto en el mercado de gas español (MIBGAS) como en el mercado holandés (TTF), debido a factores climáticos (llegada del invierno con las reservas en Europa muy bajas), desajustes en la oferta (menor producción de GN/GNL por trabajos de mantenimiento en las instalaciones) y el fuerte incremento de la demanda en Asia de productos energéticos como consecuencia de la recuperación económica.

Las tensiones geopolíticas y geoestratégicas han aumentado la macrovolatilidad en el mercado del gas. Al inicio del conflicto, el precio del gas natural TTF alcanzó los 143 €/MWh, aunque el viernes cerró a 91,5 €/MWh, una caída del 20,9% respecto al día anterior, que cerró a 114,5 €/MWh.

¿Cuál es la situación en España con respecto a Europa? Las posiciones de riesgo favorecen a España puesto que contamos con unas reservas de gas del 58% respecto a la media europea (30%, mínimos históricos), por su dependencia del gas ruso. España dispone de mayor flexibilidad, pues tenemos seis plantas de regasificación y seis conexiones internacionales: Argelia (2), Portugal (2) y Francia (2). La dependencia de España respecto al gas ruso es pequeña, ya que recibimos gas de 15 países diferentes: Argelia (41%), EEUU (16,9%), Nigeria (11,9%), Rusia (8,5%), Francia (6,6%) y Qatar (6 %).

El gestor técnico del sistema (Enagás GTS) había tomado medidas preventivas para reducir cualquier riesgo potencial a través de dos subastas de ‘slots’ extraordinarias en septiembre-octubre de 2021, activando medidas operativas y maximizando la capacidad de todas las infraestructuras, que junto con los contratos a largo plazo de los operadores del mercado español pueden atender a sus clientes. Garantizando así la seguridad del suministro, pero ¿a qué coste? La incertidumbre radica en el impacto en el sector gasista por las implicaciones comerciales que se deriven de la situación actual de conflicto.

El crecimiento de la demanda de gas (convencional y generación eléctrica) se ha incrementado un 7,9% (según fuentes de Enagás) entre 2017 y 2021. La demanda doméstica tuvo un comportamiento más estable que la industrial.

¿Cómo afecta la situación a los clientes domésticos e industriales? Como los contratos entre comercializadoras y productores son a largo plazo, estas han podido mantener el precio a los clientes domésticos sin gran repercusión en los precios. Si los contratos son indexados (suministros para los comercializadores de referencia), el Gobierno español limitó los precios fijos para la tarifa de último recurso (TUR) y no han tenido incidencia. Para mantener los precios (TUR) que representan la mitad del precio ‘spot’ de compra, los comercializadores de referencia han desviado parte del gas de contratos fijos asignados a sus clientes industriales.

A diferencia de la electricidad, el gas natural se puede almacenar permitiendo a los distintos actores de la cadena de suministro bastante flexibilidad.

Parece que es el momento de los gases renovables. Para conseguir la descarbonización deberá invertirse en todas las energías renovables, en el sector eléctrico y, entre otros sectores, en el gasista. Este incremento de gases renovables tendrá que ayudar a proveer los usos finales de difícil electrificación. Europa está obligada a diversificar su dependencia energética (del 98% del gas que necesita, 40% es importado de Rusia) reduciendo así su riesgo estratégico.

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