Crisis del Partido Popular

Ayuso, la Sun Tzu del PP

Ni Pablo Casado ni Teodoro García Egea tuvieron en consideración la metodología de MAR y de la propia Ayuso: nunca dejar un ataque sin respuesta. Muy oriental

Concentración en la sede del PP pidiendo la dimisión de Pablo Casado. FOTO JOSÉ LUIS ROCA

Concentración en la sede del PP pidiendo la dimisión de Pablo Casado. FOTO JOSÉ LUIS ROCA / José Luis Roca

Álex Sàlmon

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Los movimientos triunfan cuando las sociedades están preparadas para ello. Ocurrió con la Convergència de Pujol, el Ciutadans de Rivera, el Podemos de Iglesias, el independentismo de Puigdemont y es lo que está sucediendo con el 'Ayusismo' de los populares madrileños. Los astros alineados para facilitar la ascensión a los cielos de una líder.

Aquellos que viven en la razón y el pragmatismo siguen estas situaciones sorprendidos, aunque se repitan de forma regular y a pesar de que la memoria sea débil. Y lo ocurrido ante la sede del PP en la calle Génova no es la primera vez que acontece, aunque el contexto fuera diferente.

Es cierto que Miguel Ángel Rodríguez, conocido como MAR, es el artífice de este fenómeno político-mediático. Y también es cierto que su metodología agresiva en momentos muy concretos es útil, porque una parte del votante quiere líderes comprometidos y valientes.

Sin embargo, la manifestación espontánea (tómenselo de forma jocosa) frente al edificio de la dirección nacional del Partido Popular no es el producto del trabajo de tres días. Además, los ciudadanos de derechas no tienen como afición dedicar un domingo por la mañana a pegar gritos y pedir dimisiones. Prefieren sus segundas residencias.

La presidenta de la Comunidad, Díaz Ayuso, y Miguel Ángel Rodríguez han sabido aprovecharse de los errores de su adversario. Tanto es así que ninguno de los manifestantes en Génova se planteaba si el dinero ya reconocido que llegó del Gobierno de Madrid al hermano, Tomás Díaz Ayuso, lo hizo a través de un relación económica legal o no. Me refiero a la duda. A la pregunta que cualquier futuro votante debe hacerse ante una polémica como esta.

Y cuando no existe cuestionamiento previo es que el trabajo de ganar el relato está bien hecho. Cómo ocurrió hace casi 38 años en la masiva manifestación en la Plaça Sant Jaume ante el escándalo de Banca Catalana, tras unas elecciones que dieron la mayoría absoluta a Jordi Pujol. El trabajo ya estaba hecho. Poco importaba la imputación y sus detalles.

Ni Pablo Casado ni Teodoro García Egea, al que Cayetana Álvarez de Toledo recordó en su libro como “él es Génova”, tuvieron en consideración la metodología de MAR y de la propia Ayuso: nunca dejar un ataque sin respuesta. Muy oriental. La presidenta es una Sun Tzu.

Lo describe con detalle en su libro el general y filósofo de la estrategia, 'El arte de la guerra'. “Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después”. Ayuso salía de entrada como victoriosa. Sobre todo, en Madrid, donde su sentido de “libertad” fue exportado al resto del Estado, con cervecita incluida. Libertad, una de las palabras que más pudieron leerse en la cartelería activista de los pro-Ayuso.

Esta crisis nos conduce a varias incógnitas. ¿Es Ayuso la líder con capacidad para recuperar el voto que ha huido del PP a Vox? Menudo sinsentido, porque ayer se pudieron ver a muchos seguidores del partido de Abascal en Génova. ¿Está preparando Feijóo un congreso extraordinario para regalar la presidencia a Ayuso? No hay excusa. Todo esto es apasionante y mediocre.

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