Las infraestructuras de Barcelona

Un nodo de aviones, trenes y barcos

El atractivo y eficacia del aeropuerto es más que la derivada de la suma algebraica de la longitud de sus pistas

El aeropuerto de El Prat

El aeropuerto de El Prat / FERRAN NADEU

Maria Rubert

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Las mejores playas de Barcelona han quedado protegidas por el uso aeroportuario. Es una paradoja. Actualmente hay más peces, aves y conchas en la arena frente a los aviones del Prat que en el resto del litoral metropolitano. Mientras tanto, sobre el delta del Llobregat han florecido, desde los 80, almacenes aparcamientos, centros comerciales… y barrios de viviendas, oficinas, rondas y rotondas en proyecto, que van a seguir triturando el territorio. Por otro lado, el tronco de infraestructuras ferroviarias del litoral se ha desmontado, primero substituido por carriles para coches en la ronda y la Vila Olímpica, y a continuación desvinculando las estaciones del Morrot y França del sistema; una conexión definitivamente liquidada con el último Talgo (no Tango) en el Moll de la Fusta.

Ante tanto experto en ‘hubs’ (¿por qué no lo llamamos intercambiador o nodo?) me asalta una pregunta: ¿no serán las estaciones que se desmontaron en su día o los trazados arrancados lo que falta reponer primero? Efectivamente el atractivo y eficacia del aeropuerto es más que la derivada de la suma algebraica de la longitud de sus pistas y conviene reflexionar antes de asfaltar un palmo más de espacio libre en el territorio metropolitano. Pero precisamente por ello es necesario vislumbrar cómo potenciar su excepcionalidad. Por un lado está contiguo a un puerto -con 828,9 ha de superficie terrestre y más de 20 km de muelles y atraques-, y junto a un importante espacio ferroviario en L’Hospitalet que puede operar como distribuidor central de la metrópolis. El Aeropuerto de Barcelona ofrece condiciones que lo hacen único y original, importantes hoy y que van a serlo todavía más en un futuro de estricto control de emisiones.

Restablecer el vínculo entre el aeropuerto, el puerto y las estaciones del Morrot y França daría un servicio multimodal potentísimo

Restablecer el vínculo entre puerto, aeropuerto y las estaciones ferroviarias de França y Morrot ofrecería un servicio multimodal potentísimo que hace tiempo debería figurar como una de las prioridades fundamentales para el desarrollo, mejora y progreso de la ciudad y del conjunto del país.

Para visualizar la propuesta hay que extender un plano de Barcelona e imaginar la conexión de la estación de França (vacía como una catedral sin parroquia) hasta la majestuosa estación del Morrot en el puerto (ignota para muchos, donde imaginaban un barrio ‘Ictineo’ hace unos años y ausente en los mapas, lo que sugiere que el día que la derriben o la transformen en museo de ‘nosequé’ nadie la echara en falta). Luego siguiendo la traza del tren hasta la playa de vías de L’Hospitalet (muchos metros cuadrados dispuestos a ser vendidos y ocupados por cualquier cosa), y mas allá hasta la estación de El Prat y la T-2 del aeropuerto. Mercancías o viajeros que pueden haber llegado por mar o por aire podrían fácilmente dirigirse hacia Francia o Madrid y Valencia por tren, o a la inversa. Un enlace que permitiría además desdoblar la congestión y aliviar el tráfico ferroviario en la Barcelona Central. 

Este enlace ferroviario entre la estación de França y el aeropuerto puede resolverse con un tramo recuperado de 2,2 km adosado al Moll de la Fusta. Una infraestructura mas lógica y económica que túneles para coches recientes como el de Glòries o el carril VAO desdoblando la C-58. Ejemplos de ‘progreso improductivo’, que no quisiéramos ver reproducidos aquí. Lamento discrepar de muchas de las iniciativas teóricamente atentas al territorio, que proponen derivar ese dinero para rentabilizar aeropuertos que se diseminaron, resultado de intereses locales, desconectados de los trenes, de las estaciones y de la demanda. 

Recuperar el corredor litoral de Barcelona entre aeropuerto, puerto y estaciones de ferrocarril, que están ahí, permitirá que trabajen al unísono. Las ciudades emergentes destacan por cómo aprovechan y reciclan espacios, más que por lo que inventan nuevo. Hay pocas ciudades en Europa que puedan ofrecer un tronco de infraestructuras de esta potencia. A mi modo de ver ese enlace litoral 'pasante' mejora de manera imponente la función combinada de puerto, aeropuerto y trenes como sistema intercambiador de mercancías y viajeros de altísima capacidad y versatilidad, y único en Europa. Esa sí es una idea de ampliación que el aeropuerto, la ciudad y el país necesitan.

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