Apunte

Vuelve el Atlántico

EEUU y la UE van ganando peso en una economía global que parecía que iba ser dominada por Asia

El presidente de EEUU Joe Biden recibe a su homóloga alemana Angela Merkel en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington, este jueves.

El presidente de EEUU Joe Biden recibe a su homóloga alemana Angela Merkel en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington, este jueves. / Reuters / Tom Brenner

Jordi Alberich

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Con el desarrollo acelerado del proceso de globalización, el bloque político y comercial articulado a ambos lados del Atlántico ha dejado de ser el centro indiscutible del mundo. La incorporación de Asía al libre comercio mundial ha ido desplazando las miradas y los flujos económicos hacia los países del Pacífico, siendo tal su desarrollo que, incluso, se llega a poner a China como modelo para responder a los desafíos políticos y sociales del siglo XXI. A ello también contribuye el languidecer de las democracias occidentales, golpeadas por una tremenda crisis económica que se llevó por delante sus tradicionales equilibrios políticos y sociales.

Una dinámica que parecía irreversible si bien, desde hace unos meses, el espíritu atlántico parece recobrar vida. Así, la reforzada Unión Europea y la nueva administración Biden pretenden liderar la respuesta a los enormes retos de una economía global, que requiere ser conducida, y de un medio ambiente que responde amenazante al crecimiento descontrolado de las últimas décadas. Se trata de recuperar la mejor tradición atlántica para gobernar este momento tan complejo.

En este sentido cabe entender iniciativas tan trascendentales como el liderazgo estadounidense en la implantación de un impuesto mínimo de sociedades de carácter global y la lucha contra los paraísos fiscales, o el reafirmado compromiso europeo contra el cambio climático y la regulación de los grandes monopolios tecnológicos. Unos Estados Unidos que han acabado con la pesadilla de los años Trump y una Unión Europea que ha ganado cohesión con las dos últimas crisis: la financiera de 2008 facilitó la consolidación de un verdadero Banco Central Europeo, mientras la pandemia ha supuesto la emisión de deuda mancomunada para financiar el fondo 'Next Generation'. 

Si fortalecemos esta tendencia, y, los populismos van perdiendo fuerza, quizás el Atlántico no volverá a ser el centro del mundo, pero sí el mayor espacio de libertad y bienestar compartido. Que no es poco.