Cosa de pobres

Malas noticias: somos pobres. Uno de cada cuatro catalanes. Uno de cada tres si hablamos de población infantil. Es una situación agravada por las diferentes crisis, pero solo levemente. Se trata de una pobreza estructural. ¿Cómo somos incapaces de hacer un pacto nacional contra la pobreza? Derechas, izquierdas, nacionalistas de una u otra bandera, ¿hay alguien que esté a favor de mantener ese dato, que no deja de ser la punta del iceberg de una infinidad de problemas? Desde el fracaso escolar, los problemas de salud mental hasta la explotación o la delincuencia. Estamos condenando a cientos de miles de niños y niñas a unas vidas marcadas por la desigualdad. ¿Cómo podemos ocupar tantos debates, tantas páginas, tantos esfuerzos en otras cuestiones y tan poco en una tragedia que afecta a la médula de nuestra sociedad?

Superemos debates gallináceos de temas que apenas tienen incidencia en nuestras vidas, acallemos esas disputas estériles que estallan y se agotan con la misma urgencia y que solo distraen nuestra atención. Estamos marcados por la pobreza. Y hablamos muy poco de ella o la camuflamos utilizando términos vergonzantes. No, no nos gusta hablar de pobreza. Ya se sabe, eso es de pobres.

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